No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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27 junio 2014

AMISTAD INCOHERENTE.

Cuando nos presentaron, tenía que haberle hecho caso a mi padre como en otras tantas ocasiones, pero el ser humano, casi nunca hace caso de los consejos de sus mayores. No tenía que haber sucumbido a tus abrazos de blanca serpiente.
A mi padre no le gustaba que estuviera en tu compañía, y algunas veces hasta me tuve que esconder de él cuando bajaba contigo por la calle Real. Fue una amistad sincera por mi parte; pensé que podría estar contigo sólo cuando saliera a tomar unas copas, o cuando me ayudaras a ligar, pero ¡Ja, ni de coña!, te fuiste adentrando irremediablemente, como un virus maligno, en mi vida.
Sé que fue culpa mía,  ya que cuando estaba solo, buscaba tu compañía; si estaba nervioso deseaba encontrarte, si estaba aburrido me entretenía contigo, incluso algunas noches, cuando no podía dormir porque no te encontraba a mi lado, salía a buscarte por cualquier recodo del pueblo.
Poco a poco me di cuenta que tu amistad conmigo no era la misma que la mía contigo; tú tenías muchos más amigos a los que regalabas tu aliento.
Con el tiempo, decidí dejar de ser tu camarada, pero me fue imposible; estaba totalmente enganchado a tus blancos susurros; intenté dejarte de lado muchas veces, de mil formas, pero incluso en esos momentos gritaba tu nombre de madrugada, buscando que confortaras mis temores con tus blancas manos.
Con el paso de los años, te prohibieron entrar conmigo en muchos sitios, y tenías que acompañarme hasta la puerta saliendo yo de vez en cuando a charlar contigo,  hasta la hora que saliera definitivamente.
Poco a poco, cada vez que salíamos a dar una vuelta me resultaba más costoso cenar, tomar copas contigo o incluso charlar un rato, te llevaste contigo a muchos amigos y conocidos y los quitaste de en medio, pero yo seguía fiel a tu compañía; mucha gente me decía que te dejara, que lo iba a pagar caro, que no era bueno estar contigo; pero cuando sufrí la operación de la vista, estuviste a mi lado mañana, tarde, noche e incluso madrugada,  hasta que llegué a tenerte miedo.
Tanto pánico te tuve, que decidí buscar ayuda psicológica para poder abandonarte definitivamente, y gracias a Dios  apareció una persona que me convenció en pocas horas que tenía que romper con tu amistad definitiva y decididamente.
Por estas fechas hace ya varios años que no te siento a mi lado, si bien me acuerdo de tu amistad y me acordaré siempre de ella, pero ahora mismo no te necesito a mi lado, y espero no necesitarte nunca más.
Veo que sigues teniendo muchos amigos a los que acompañas, a los que sosiegas, a los que susurras voces blancas, a todos les diría que te abandonen, que no saben lo que hacen al estar contigo; pero en fin, nadie escarmienta en cabeza ajena.
Querido ex- amigo, fue malo conocerte, peor fue tratarte, pero ahora lo único que se me ocurre es que te vayas muy lejos y dejes en paz la salud y la cartera de tantas y tantas personas.

Espero no tratarte nunca más, aunque no tendré más remedio que seguir viéndote y oliendo tu perfume inconfundible.

18 junio 2014

UNA RADIO EN PAÑALES

Insonorización a base de moqueta marrón, cartones de huevo y corcho blanco, tocadiscos y discos de vinilo, pletina para los casetes (incluso de cromo), artilugio para conectar el teléfono a la mesa de mezcla, mesa de mezcla con cuatro y hasta seis canales, aire acondicionado con tres velocidades de sobremesa y redondo (o sea un ventilador), radiocasete plateado del estilo de los que llevan los negros de Harlem pegados a la oreja cantando rap, que servía de monitor y grabador de programas; emisora hecha de latas de tomates y de aceite de coche, con tres o cuatro ventiladores de refrigerador, grabadora de casetes a pilas para los reporteros dicharacheros, emisoras móviles para retransmitir los eventos, que no sé cómo explicarlo (Manuel María sabrá detallarlo mejor), luz roja de ON AIR, a la que nadie le echaba cuenta, una casa en la barriada de Santa Teresa (Cuerno de Oro), moto de Juan Carlos Marín como unidad móvil, mesa redonda con micrófonos pegados a los pies con cinta aislante, sándwiches y tinto de verano en Al-Tarab antes de los programas nocturnos; mucha gente joven con muchas inquietudes, mucho trabajo sólo con el sueldo de la satisfacción de los retos conseguidos, escuela de profesionales del medio, cuna de amigos para siempre. En fin...
Hace muchos años, tantos que he tenido que buscar una foto en el baúl de los buenos recuerdos, para intentar recordar con nitidez aquellos maravillosos años.
Un abrazo a todos los que estuvieron, están y estarán en esa aventura.
En la foto, mi amigo Enrique Sánchez en uno de los últimos programas que tuve en Solucar Radio junto a Manuel Hornillo...
¿Qué nos cantan?

Foto de Solucar Radio.