No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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22 mayo 2016

CUANDO RUGE LA MARABUNTA.

Este es el nombre de una famosa película de mediados del siglo pasado (qué difícil me resulta decir eso, ¡Siglo pasado!) Uff…
Como decía este es el nombre de un film dirigido por Byron Haskin y protagonizado por Charlon Heston; cuando veías esta película y después te sentabas en el patio o en el jardín a tomarte una cervecita y una tapa; si por mala suerte, te empezaba a subir alguna hormiga por las piernas camino de las migajas de los picos que se quedaban prendidas en los vellos; materialmente ya creías que detrás de esa primera, vendría la marabunta.
Pues algo así está pasando con los móviles, “er guasa” y “er feibú”.
Desde muy pequeños, hemos cometido el error de comprar o regalar móviles con conexión a internet a nuestros hijos; después los hemos ido comprando también nosotros; y eso ha provocado que en cualquier reunión, comida familiar o de amigos, obra de teatro, película de cine, hasta en misa; y lo más peligroso, cuando estamos paseando, la mayoría van, o vamos, mirando el móvil.
Pero ayer, empezó a llegar la marabunta…
Suelo frecuentar un bar en donde los jubilados tienen ubicado su “centro de día” particular; allí desayunan o toman un café, leen la prensa, juegan a dominó o a las cartas, charlan, se toman una cerveza y una tapa; en fin, hacen placentero el tiempo, que si no fuera así, hubiera sido invadido por esa amiga que alguna vez tenemos todos: Soledad.
Y ayer al salir, encontré ya a tres o cuatro “abueletes, o abueletas” ,con sus gafas de vista cansada ajustadas, peleándose con el móvil y desplazados de los demás; quizá hablando con los nietos que no los visitan nunca, o con sus hijos, o con amigos… no sé.
Lo que si sé, es que esa plaga de móviles ya se está apoderando de todos los estratos de edad; y eso significa, que ya no van a quedar cortafuegos, que para mi eran los mayores, para impedir que nos invadan por completo. Ayer era otra cosa, ¿o no?
Aún así, ¡Feliz Sábado!, disfrutad hoy lo que podáis; ayer no vuelve, y mañana es tarde.


15 mayo 2016

OCHO DÍAS A LA SEMANA.

El otro día leí un artículo en el que un chico le explicaba a unos investigadores de la Nasa cómo encontrar un día perdido de la historia, buscando en la Biblia. Sin entrar en enseñanzas religiosas, la Biblia es un libro, que con muchas metáforas, tiene detalladas las formas en las que se puede presentar la vida, maneras de reaccionar ante las visicitudes, y te explica cómo puedes actuar ante muchos momentos de tu existencia. Ayer tarde, estuve hablando con una muy buena amiga, que actualmente está pasando una mala racha; y me acordé de un consejo que me dio otra buena amiga. En el consejo, me decía, que ella tenía una cajita donde guardaba los restos de dinero que le iban sobrando a diario, para echar mano de él cuando no tuviera suficiente.
Le dije a mi amiga, a la que ahora está mal, que las vacas flacas llegan, y se van; y que llegarán las gordas, y cuando las gordas lleguen, hay que guardar, hay que ahorrar, hay que atesorar: sonrisas, buenos momentos, placeres, buenos ratos, besos, abrazos, tiempo con la familia, ratos con los amigos, sueños, viajes, vacaciones, y un largo etcétera del que debemos disfrutar y guardar un poco en la cajita de nuestro corazón. Y cuando regresen las flacas, que vendrán, hacer memoria aunque sea, y disfrutar con los recuerdos.
No hay que desperdiciar ni un segundo de la vida, si podéis vivir ocho días por semana, 

07 mayo 2016

MISERIAS.

Una persona a la que tenía un inmenso respeto y a la que admiraba por su formalidad, dedicación al trabajo, capacidad de levantarse tras las caídas y seriedad, tenía una virtud de la que hablaban y todavía hablan su amigos y conocidos...
Cuando Francisco daba la mano en un trato, eso iba más lejos que cualquier tipo de papel firmado; esa seriedad y ese saber comportarse era común en personas de su edad, siempre consideré a mi padre también como uno de ellos.
Por desgracia, hoy en día, la miseria del dinero y el poder ha infectado enormemente la vida social y política y ha acabado casi por completo con esa forma de actuar.
Ninguna palabra tiene valor, la formalidad brilla por su ausencia, tanto tienes tanto vales; si hoy digo: digo, mañana digo: Diego; ande yo caliente ríase la gente; infinidad de refranes que pueden indicar como actúan día a día la mayoría de las gentes y eso al final nos llevará sin remisión a esa miseria.
Pues eso.
Os deseo un buen fin de semana con una frase del genial Groucho Marx: Partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de miseria.