Un amigo me manda esto y lo transcribo tal cual, una oración para no ser insoportable, no tiene desperdicio:
Señor, Tú sabes mejor que yo, que estoy envejeciendo y que un día seré más viejo.
-No permitas que me haga charlatán y sobre todo, adquiera el hábito de creer que tengo que decir algo sobre cualquier tema, en toda ocasión.
-Libérame de las ansias de querer arreglar la vida de los demás.
-Que sea pensativo pero no taciturno, solícito pero no mandón.
-Con el vasto acopio de sabiduría que poseo, parece una lástima no usarla toda, pero tú sabes, Señor, que quiero que me queden algunos amigos al final.
-Mantén mi mente libre de la recitación de infinitos detalles, dame las alas para ir derecho al grano.
-Sella mis labios para que no hable de mis achaques y dolores. Ellos van en aumento con el pasar de los años como también mi gusto por recitarlos.
-Pido la gracia de poder escuchar con paciencia el relato de los males ajenos.
-Enséñame la gloriosa lección de que a veces es posible que esté equivocado.
-Mantén en mí una razonable dulzura. No quiero ser un santo, (es difícil convivir con algunos de ellos), pero un viejo amargado es una de las Obras Supremas del Diablo.
-Ayúdame a extraer de la vida toda la diversión posible. Nos rodean tantas cosas divertidas, que no quiero perderme ninguna.
P. D.
Señor, también te pido que las vacunas no me dejen más tonto de lo que estoy, y me libres de la atracción irremediable por colarme en todos lados, sobre todo en las consultas médicas, por los siglos de los siglos...
Amén.
¡Lavangelio!
Foto de Rafa Castaño. |