Tuvimos el otro día dos batacazos culinarios en la Antilla e Islantilla.
En una, estuvimos almorzando en el paseo marítimo con mi hijo y su pareja. Pedimos medias raciones para probar de todo, y pedimos una media ración de pescado.
La media venía en plato pequeño y con escasez de pescado.
Cuando nos preguntó el camarero que qué tal estuvo todo, le contestamos que todo bien, pero que el pescado fue escaso; a lo que nos respondió que en ese restaurante no tenían por costumbre servir el pescado a “paladas”.
Educada contestación hacia un cliente.
Después de pagar le pregunté a otra camarera...
¿Ponéis un chupito?
La contestación fue: ¡Depende!... Le dije que nos pusiera cuatro con mucho pende, y se fue.
Y nos ignoraron hasta que decidimos marcharnos y evidentemente echarles la cruz.
Y otro día en otro del paseo, pedimos:
Una botella de agua, dos vieiras, media de gambas cocidas y media de buñuelos de merluza.
Las gambas estaban saladas como los perros, protestamos, y nos contestó la camarera que había probado el agua de hervirlas y que no estaba salada, nos dio la opción de cambiar a gambas a la plancha; y las pavías...
Bueno eran buñuelos, pequeñitos, pero estaban congelados por dentro.
Le dijimos que nos diera la cuenta que nos marchábamos.
Nos cobraron: el agua, una cerveza, las dos vieiras y el servicio para dos personas, pan que no tocamos, por cierto; por supuesto otra buena cruz puesta.
En fin, al final nos fuimos al CITY, en segunda línea, donde nos atendió estupendamente Manuel; aconsejando lo mejor, lo más rico, y a mejor precio, algunas cosas nos las aconsejó del menú.
Yo si que aconsejo al restaurante CITY.
Bar restaurante CITY |
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