La otra tarde estuve viendo, otra vez, la pelĂcula basada en la novela de H.G.Wells de 1895, "La mĂĄquina del tiempo".
La pelĂcula, del mismo nombre, es de 2002, la primera versiĂłn era de 1960, y estĂĄ dirigida por, curiosamente, Simon Wells, e interpretada por Guy Pearce, que en esa pelĂcula se parece enteramente a JosĂ© Antonio Canales Rivera.
Bien, como querĂa decir, estuve viendo la pelĂcula, en la que Alexander Hartdegen (Guy Pearce), inventa una mĂĄquina del tiempo porque su prometida habĂa muerto y querĂa recuperarla, pero solo podĂa viajar hacia adelante en el tiempo.
Es impresionante como se suceden las escenas, en el mismo sitio donde estaba ubicada la måquina, con el transcurso de los años, hasta mås allå del año 800.000.
Las transformaciones del paisaje y la desapariciĂłn del hĂĄbitat me ha dado mucho que pensar.
En este mundo, todo desaparece, por muy importante que sea una civilizaciĂłn; el tiempo se encarga de borrarlo o enterrarlo todo.
Pueden quedar vestigios, retazos de construcciones o legados escritos, pero todo sucumbe al paso del tiempo.
Todo pasa a ser carne de arqueĂłlogos.
Todo y, por supuesto, todos. Nuestras cosas, nuestras ideas, nuestros recuerdos, nuestra memoria, las ideologĂas polĂticas, las creencias religiosas; todo, quiere decir todo.
TengĂĄmoslo presente a la hora de atesorar cosas, de guardar recuerdos, al final, si no interesan sucumbirĂĄn.
Foto de mi rĂo Guadiamar, de mi amiga Juani Mora. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario