Parafraseo a mi amigo y magnífico escritor Andrés
Pérez Domínguez y su libro “El violinista de Mauthausen” que dice:
En París,
una pareja está a punto de casarse en la primavera de 1940, pero la Wehrmacht
invade Francia y él, republicano español exiliado, es detenido por la Gestapo y
enviado al campo de exterminio de Mauthausen. Ella colaborará con los servicios
secretos aliados, dispuesta a cualquier cosa para salvar la vida de su
prometido.
Se tilda a algunos como presos políticos cuando
miles y miles de ellos, de ambos bandos, pagaron con su vida su condición de
preso político; el protagonista de esta novela también fue preso político, como
otros muchos, en campos de concentración europeos. Acusan de represión brutal a
la actitud de las fuerzas de seguridad del estado de hace unos días, ni idea de
las represiones de los “grises” de no hace tantos años; el terrorismo también
es otra cosa y si no que le pregunten a las últimas víctimas del atentado de
Barcelona.
El otro día vi una foto de una multa de 30 pesetas
por estar a menos de diez metros de un guardia civil.
Es necesario un acto de concienzuda reflexión,
muchísimas de las personas que hoy en día vivimos en este país no tenemos, y me
incluyo, ni idea de lo que es pasarlo mal, estar en tensión todo el día, el
miedo de salir a la calle, el pánico a que llamen a la puerta (en ambos bandos)
al caer la tarde, incluso a reunirse más de tres personas en la calle; no
sabemos lo que es trabajar duro físicamente por un mendrugo y un poco de
tocino de sol a sol; no se recuerda lo que era vivir sin internet, casi sin
juguetes, sin comida, pasando hambre, pagando al médico para que te cure, sin
pagas de jubilación, sin agua corriente, sin váter, y un sinfín de cosas más.
Hoy, penosamente, todos y todas somos víctimas de
todo; protestamos por todo, llevamos la razón en todo, lo hacemos todo bien (y
si nosotros lo hacemos bien, tiene que haber alguien que lo haga mal). Todos y
todas somos hoy en día víctimas de nosotros mismos, víctimas de nuestra
reducida memoria histórica, víctimas de nuestra prepotencia, e incluso diría
más; hay muchos, muchos y muchas que usurpan hasta la condición de víctimas y
se quedan tan panchos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario