No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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21 agosto 2017

PAN O VINO.

Hay un momento en el que alguien le sustrae a su madre un euro del monedero, también hay una ocasión en la que una persona armada roba en el banco algún que otro fajo de euros, y alguna que otra situación en la que, un encorbatado se apropia de millones de euros de todos sus conciudadanos; todos han robado, lo que hay que determinar es la cuantía.
El mismo calificativo tiene el que acepta una corbata, o una pulsera, por cambiar un expediente de sitio, para que tenga menos retraso, que el que recibe sobres por adjudicar obras o servicios a dedo a los que le pagan; todos son corruptos, lo que hay que determinar es la cuantía.
Se puede nombrar igual, al que miente a su madre diciendo que ha ido al cole, cuando lo cierto es que hizo novillos; como al que  declara en un juicio cometiendo perjurio para acusar en falso a otra persona; todos son mentirosos, lo que hay que determinar es la envergadura.
El mismo pecado comete, el que acosa a su compañero de colegio no dejándole vivir y zurrándole en cuando puede; como el que no deja de pegar a su compañera haciendo de su vida un verdadero infierno; todos son maltratadores, lo que hay que determinar es la envergadura.
Por ende, El mismo calificativo tiene el que acaba con la vida de un chaval a patadas, el que pasa a espada a otros, o el que desenfunda un arma para disparar a destajo; o como  el que se lleva por delante a un numeroso grupo de personas conduciendo deliberadamente hacia ellos; todos son unos asesinos, lo que hay que determinar es el número de sus víctimas.
Por lo tanto, llamemos pan al pan, y vino al vino; y baste ya la palabrería. 


14 agosto 2017

MANUTERGIO.

Esta palabra ha llegado a mí como título de una tierna historia de amor que parte de una tradición de la Iglesia Católica; significa en latín literalmente: enjugar, secar las  manos.
Con este paño blanco de lino, el manutergio, se limpian las manos del aceite de ungir los nuevos sacerdotes; ellos lo guardan para ponerlo en manos de sus madres para el último viaje, con la esperanza de que, llegando al cielo, Dios le pregunte:
-      ¿Tienes algo que traerme?
Y entonces ella le pueda contestar:
-      No traigo nada, pero te di un hijo sacerdote y aquí traigo esta prueba.
Todas las madres deberían llevar entre las manos, en su último viaje, algo para entregar a su Dios; no todas tienen la posibilidad de tener un hijo sacerdote, pero sí podrían llevar en un cofre muchas más cosas; eso, si tú así lo quieres.
Por eso, a tu madre siempre, devuélvele el amor que te profesó durante toda tu vida; regrésale todo el cariño que te regaló, toda la ternura que te entregó, retórnale todo el afecto que te concedió, el trabajo que hizo para criarte, los besos que te dio, reembólsale los años que dedicó a educarte, los días que te refrescó la frente cuando tenías fiebre, los botones que te cosió, las  veces que te preparó comida, las noches en vela con tus preocupaciones, las lágrimas que vertió por tu culpa...lo demás se puede quedar aquí.
Devuélvele tantas, tantas, tantas cosas antes de que se vaya, para que rebose ese cofre con creces.
Y entonces, cuando llegue el día de rendir cuentas, nunca podrá decir a ese Dios que le pregunte, que llega con las manos vacías.

Misal de bolsillo de mi bisabuela, propiedad ahora de mi madre, restaurado por mi hijo Fran. ¡Qué manos tiene!





11 agosto 2017

¿PASTEL O MIERDA?

Unos aman sin decoro al "flamenquito", otros flipan con el rock and roll, unos quieren las comidas picantes, los otros prefieren cosas más dulces o suaves; unos aborrecen al fútbol, y otros abominan del arte de Cúchares. Hay quien se enamora de un cuerpo y quien pierde la cabeza, valga la redundancia, por una cabeza bien amueblada. Hay quien se pirra por un rubio, o una rubia y quien prefiere las morenas o morenos, a unos les gusta la playa y a otros la montaña; alguno que otro le gusta cantar, y se atreve, y a la mayoría le gusta escuchar; unos hablan, otros callan; unos son alegres, otros tristes; unos visten de pijo, otros informales; unos están afeitados de cabeza y barba, otros tienen pelos en ambos sitios; unos son de izquierdas, otros de derechas; unos son del Betis y otros del Sevilla; a unos les gustan las comedias y a otros el cine de terror. Así podría estar disertando horas y horas para llegar a la misma conclusión:
Cada cual tiene sus preferencias, cada uno decide: sus gustos, sus amores, su forma de vestir, su música, su actitud, sus vacaciones, su vida… y otros u otras, la suya; pero eso no quiere decir que siempre lo tuyo sea un pastel y lo del otro, siempre sea una mierda; porque… puede haber pasteles rellenos de mierda y dulces de chocolate con aspecto de caca.

Por lo menos, creo, deberíamos dejar a los demás defender y disfrutar de sus gustos como nosotros defendemos y disfrutamos de los nuestros; eso se apellida RESPETO Y TOLERANCIA.