Este fin de semana pasamos al horario de verano, cambiamos la hora, y perdemos una, que ganaremos cuando llegue octubre; bueno, cambiamos la hora, pero como estamos en primavera, también cambia el tiempo.
Todos hemos escuchado alguna vez, cuando el tiempo nos depara las sorpresas que nos está deparando en estas jornadas; cambio brusco de temperatura y tornarse el sol en agua en dos días, o viceversa:
- ¨Me duele la cicatriz que tengo en...." Va a cambiar el tiempo.
Todos hemos escuchado alguna vez, cuando el tiempo nos depara las sorpresas que nos está deparando en estas jornadas; cambio brusco de temperatura y tornarse el sol en agua en dos días, o viceversa:
- ¨Me duele la cicatriz que tengo en...." Va a cambiar el tiempo.
- "Me duele la rotura del hueso... "Eso va a ser del tiempo"
Y así desde tiempos inmemoriales, valga la redundancia.
Y el tiempo cambia.
Y los dolores llegan.
Y el tiempo cambia.
Y los dolores llegan.
Y ya me enteré el por qué oficialmente, porque yo hace muchos años que lo vengo diciendo, pero ahora ya lo han confirmado los científicos.
Es debido a la ionización del ambiente por el aumento del ozono; esa carga de iones produce pequeñas descargas eléctricas, esas descargas las asume el cuerpo como suyas, y pueden llegar a conseguir que te den calambre algunas cosas; esa electricidad circula libremente por nuestro organismo, hasta tanto en cuanto se topa con una cicatriz o una rotura ósea, ahí empieza a acumularse la electricidad queriendo seguir su recorrido, pero es imposible dado que el circuito está cortado (cuando se restaña una herida o una fractura es imposible unir de nuevo los nervios más pequeños del sistema nervioso periférico); eso da lugar a esa sensación, a esas punzadas de dolor, que al fin y al cabo son impulsos eléctricos chocando contra una pared (valga la metáfora).
Ello me lleva a pensar, que cuando esas cicatrices radican en las heridas del alma o del corazón, también es necesario pasar ese dolor, eso significará que el tiempo va a cambiar para ti.
La naturaleza sigue siendo lo más inteligente que conocemos.
Es debido a la ionización del ambiente por el aumento del ozono; esa carga de iones produce pequeñas descargas eléctricas, esas descargas las asume el cuerpo como suyas, y pueden llegar a conseguir que te den calambre algunas cosas; esa electricidad circula libremente por nuestro organismo, hasta tanto en cuanto se topa con una cicatriz o una rotura ósea, ahí empieza a acumularse la electricidad queriendo seguir su recorrido, pero es imposible dado que el circuito está cortado (cuando se restaña una herida o una fractura es imposible unir de nuevo los nervios más pequeños del sistema nervioso periférico); eso da lugar a esa sensación, a esas punzadas de dolor, que al fin y al cabo son impulsos eléctricos chocando contra una pared (valga la metáfora).
Ello me lleva a pensar, que cuando esas cicatrices radican en las heridas del alma o del corazón, también es necesario pasar ese dolor, eso significará que el tiempo va a cambiar para ti.
La naturaleza sigue siendo lo más inteligente que conocemos.
Foto extraída de la página: alamy.es |