LA NIEBLA.

Abro la puerta del coche y arranco camino de mi meta diaria, una lluvia de bruma lechosa me impide la visión y me hace sentir prisionero en una cárcel blanca.
Inicio la marcha, despacio, con torpeza, pero de momento seguro, porque voy por calles que conozco; mas llega el temible momento de entrar a la autopista. Cada uno va a su bola, circulando como va pudiendo; pero, por suerte, diviso los pilotos de dos coches que me preceden y me pego a ellos asustado.
Puedo aumentar la velocidad persiguiendo los destellos rojos, me siento seguro, arropado por esa luz que me marca el camino. Después de unos kilómetros,  uno de ellos se escapa por la salida C y lo veo perderse a lo lejos difuminando su luz roja en el horizonte blanco;  pero yo sigo estando seguro, ya que el otro que lo acompañaba me sigue marcando el camino y me esconde de muchos sustos.
En un momento de la trayectoria, el otro coche, el único que me precede, abandonará la auto "vida" dejándome solo, sumido en la blanca oscuridad. Me tendré que plantear, si seguir o pararme a un lado hasta que se levante el telón de nubes; pero el tráfico me obligará a seguir, eso es seguro; al principio, con más cuidado que antes, hasta que me acostumbre a circular solo. En esos momentos echaré un reojo al espejo retrovisor y veré, sorprendido, que ahora soy yo el guía de uno o más coches a los que marcaré el camino. Exactamente como la vida misma.

ERES MALA.

Querida amiga, hace tanto tiempo que nos conocemos que ya eres casi de la familia; pero no obstante, está demostrado que mucho no me quieres, más bien diría  yo que poco.

Para una vez que eres gentil, que me miras a la cara y me dices algún piropo; la mayoría de las veces lo que escucho de ti son insultos, agravios, escarnios y alguna que otra vez, hasta mofa.

Intento prepararme lo mejor posible cuando voy a visitarte, lo intento con todas mis fuerzas, como mejor Dios me da a entender; me esfuerzo y lo paso mal porque sé que seguramente cuando me veas, pondrás alguna de tus interminables pegas; cuando llego y me presento me da miedo mirarte, pero cuando me ves… tu comentario provoca en mí la misma decepción que casi siempre.

También se, porque me lo han contado en confianza, que eres así de perversa con buenos y buenas amigas; de verdad, eres lo que no hay, ¡Joder!.

Bah, no merece la pena seguir, lo dejo, no tengo más que decirte, espero que todos ya sepan cómo eres y te den de lado. Yo, querida balanza del cuarto de baño, me voy a tomar un par de cervezas a tu salud, y a ti, eso, que te den mucho por culo.

¿SABEN TUS PADRES DONDE ESTÁS?

Hace varios meses me sentí muy triste viendo una actuación en America´s god talent. En particular era un chico gay llamado Jonathan Allen; este chico de 20 años interpretó "O mio bambino caro" de Puccini y triunfó ostensiblemente; minutos antes, había confesado al jurado con lágrimas en los ojos que sus padres, por culpa de su condición sexual, lo habían echado de casa al cumplir la mayoría de edad.
Ayer, viendo la voz, sentí pena de padre, de abuelo, de tío, pena de hermano, de hijo, de sobrino, pena de amigo, de vecino, de camarada, de compañero de colegio, incluso si me apuráis, pena de maestro. Jeffrey Pop, quien seguramente no se llama ni apellida así, actuó en las audiciones a ciegas y fue elegido para seguir adelante por Alejandro Sanz. El chico de 17 años confesó ser gay. Eso no tendría la mayor relevancia, si cuando terminó la actuación no hubiera estado solamente Jesús Vázquez para recibirlo y darle la enhorabuena.
No se cual será el motivo, contó que tres amigos que iban a venir con él, al final declinaron la invitación, pero no quiero ni imaginar lo que habrá pasado ese chico en el colegio.
Más que pena sentí impotencia al no poder tele-transportarme en ese momento allí y darle un abrazo.

SER O ESTAR.

Dicen que los verbos auxiliares ser o estar pueden significar lo mismo, pero de ahí a la realidad hay un abismo.
Estar orgulloso u orgullosa de uno mismo, no es lo mismo que ser un orgulloso u orgullosa.
Los que están orgullosos miran de frente y con la cabeza alta, los que lo son, siempre miran por encima del hombro.
A los que están orgullosos se le saltan hasta las lágrimas cuando los que le rodean lo reconocen; los que rodean a los que son orgullos, pues eso, los rodean.
Una cosa es creerse que servimos para algo y otra es ser un creído.
Los que están orgullos no menosprecian a nadie, al contrario son humildes; los que son orgullosos se creen el "culo del mundo.
Os dejo con YOU KNOW MY NAME (Sabes mi nombre) de The Beatles, versionada, que en alguna estrofa dice...
"He visto caer a los ángeles desde alturas que ciegan,
y tú no eres tan divino. "

Sed felices, que no es lo mismo que estad felices.

AMOR, PRINCIPIO Y FINAL.

Como en todos los aspectos de nuestra vida, hay un principio y una vuelta de nuevo al principio, que es el principio del final.

De bebés necesitamos de nuestros padres para sobrevivir, de mayores también precisamos de alguien; de pequeños es necesario que nos hagan muchas cosas porque no tenemos fuerzas ni capacidad mental para hacerlas, de mayores también. Nuestra vida es como el agua; la lluvia, evaporada del mar, cae gota a gota, paso a paso; van llenándose los ríos que cogen fuerza y muchos bríos durante su recorrido; al final, vuelven al remanso de paz del mar perdiendo toda esa fuerza que iban acumulando.

Solo un botón de muestra; antes de los besos, del sexo, de la convivencia, de la sensualidad, de los hijos, y de todo lo que queráis pensar que pueda haber en una relación de pareja, debe estar el amor. De chavales, cuando empezábamos con una chica, le echábamos por encima el brazo o le cogíamos la mano y paseábamos un amor incipiente; en la vejez regresaremos a la pubertad, y una vez pasada toda esa vorágine de juventud y madurez, volveremos a pasear abrazados llevando nuestro amor por bandera mirando al mar.

P.D. No penséis mal de la foto, era una pareja que estaba paseando, ella no le soplaba la cartera mientras él la abrazaba, doy fe de ello.