Querida amiga, hace tanto tiempo que nos conocemos
que ya eres casi de la familia; pero no obstante, estĂĄ demostrado que mucho no
me quieres, mĂĄs bien dirĂa yo que poco.
Para una vez que eres gentil, que me miras a la
cara y me dices algĂșn piropo; la mayorĂa de las veces lo que escucho de ti son
insultos, agravios, escarnios y alguna que otra vez, hasta mofa.
Intento prepararme lo mejor posible cuando voy a
visitarte, lo intento con todas mis fuerzas, como mejor Dios me da a entender; me
esfuerzo y lo paso mal porque sé que seguramente cuando me veas, pondrås alguna
de tus interminables pegas; cuando llego y me presento me da miedo mirarte,
pero cuando me ves… tu comentario provoca en mĂ la misma decepciĂłn que casi
siempre.
También se, porque me lo han contado en confianza,
que eres asĂ de perversa con buenos y buenas amigas; de verdad, eres lo que no
hay, ¡Joder!.
Bah, no merece la pena seguir, lo dejo, no tengo
mĂĄs que decirte, espero que todos ya sepan cĂłmo eres y te den de lado. Yo,
querida balanza del cuarto de baño, me voy a tomar un par de cervezas a tu
salud, y a ti, eso, que te den mucho por culo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario