No sé si importará mucho o poco,
el tema de hoy; pero me ha parecido necesario hacer esta reflexión, la cual me
he hecho infinitas veces.
En los tiempos antiguos, en las
religiones, se ofrecían sacrificios de animales y personas a los Dioses. Aparte
de rendir pleitesía a Ellos, se intentaba que los Dioses asumieran la energía
del sacrificado, para así tener más poder y conceder las peticiones a los
creyentes. (Lluvia, buenas cosechas, evitar plagas, enfermedades, epidemias)
Hoy en día, casi todas las
religiones, han sustituido los sacrificios cruentos, por “sacrificios hablados
u orales (del latín oratio-onis)”; se utiliza la oración, como medio para
comunicarse con los Dioses, rendirles pleitesía, hacer alguna petición, expresar
pensamientos, meditar, dar gracias, intersección, ofrecimiento, transmitirles
energía para que tengan más poder a fin de conceder lo que solicitamos.
La oración, vaya al Dios, que
vaya; es un compendio de sensaciones, sentimientos, sumisión, comunicación, reflexión,
promesas, agradecimientos, refugio, y un largo etcétera; sin duda, una de las
palabras del diccionario de cualquier lengua, que puede tener más significados.
Os dejo, con un fragmento del
evangelio de Mateo…
Cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada tu puerta, ora a
tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en
público.”
Más ejemplos:
La oración obligatoria es el segundo de los cinco pilares del
islam.
La religión hebraica requiere oraciones al
despertar, al anochecer, y después de cada comida.
La práctica de la meditación, fundamental para el budismo, puede ser
considerada en sí misma, una forma de oración (y viceversa).
Para los mormones, la oración es la comunicación reverente con Dios
durante la cual la persona da gracias y pide bendiciones.
En fin, un poco de oración no nos
vendrá mal, que tengáis un buen año.