Una maravillosa novela de un visionario llamado: Julio Verne, que pareciera que fuese el primero en protagonizar la película "Regreso al futuro" dada su visión del mismo; "20.000 LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO" publicada en 1870.
Esta maravillosa historia ha sido llevada al cine multitud de veces desde principios del
siglo pasado, y cada uno de los directores ha interpretado las escafandras de
los buzos del Nautilus de Nemo como les ha parecido.
A
lo largo de todos estos años han existido muchos tipos de escafandras, han ido
evolucionando con los tiempos haciéndose más eficaces y más livianas; desde las
de hierro roscadas, hasta las espaciales automatizadas, y todas ideadas para que
el que la lleve se evada de tener que respirar ambientes tóxicos, hostiles o
irrespirables para él.
Incluso
en Japón, idearon unas escafandras para que los fumadores, pudieran fumar dentro de los restaurantes, sin tener que salir a la calle; bajaba una del techo al
pulsar un botón y cubría el medio torso del fumador extrayendo el humo sin
dejarlo salir al interior del local.
Pero
hoy en día, todavía las hay más sofisticadas; están en boga unas nuevas escafandras muy baratas y demasiado
absurdas; consisten en un móvil (ya sea caro o barato; bueno o malo; más
moderno o más antiguo) acompañado de un auricular para cada oreja, esa escafandra incorpórea hace que los y las que la llevan puesta se evadan del
mundo pareciendo que estén continuamente hablando solos como si se comunicaran con la Nasa; hacen que no
existan coches, ni personas, ni semáforos, ni pasos de peatones, ni saludos, ni sirenas (no las del mar); y algunas veces, ni hijos pequeños siquiera que estén a su cuidado, ¡ni ná de
ná!
¡Coño,
como si estuvieran en la luna!
Algunos
o algunas, de tanto usarlas, puede que muten físicamente en Darth Vader y les
sean imprescindibles para poder vivir, aunque no hayan dicho, ni digan jamás: ¡Yo soy tu padre...!