No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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29 marzo 2019

LA ESCAFANDRA.

Érase una vez...
Una maravillosa novela de un visionario llamado: Julio Verne, que pareciera que fuese el primero en protagonizar la película "Regreso al futuro" dada su visión del mismo; "20.000 LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO" publicada en 1870.

Esta maravillosa historia ha sido llevada al cine multitud de veces desde principios del siglo pasado, y cada uno de los directores ha interpretado las escafandras de los buzos del Nautilus de Nemo como les ha parecido.
A lo largo de todos estos años han existido muchos tipos de escafandras, han ido evolucionando con los tiempos haciéndose más eficaces y más livianas; desde las de hierro roscadas, hasta las espaciales automatizadas, y todas ideadas para que el que la lleve se evada de tener que respirar ambientes tóxicos, hostiles o irrespirables para él.
Incluso en Japón, idearon unas escafandras para que los fumadores, pudieran fumar dentro de los restaurantes, sin tener que salir a la calle; bajaba una del techo al pulsar un botón y cubría el medio torso del fumador extrayendo el humo sin dejarlo salir al interior del local.
Pero hoy en día, todavía las hay más sofisticadas; están en boga unas nuevas escafandras muy baratas y demasiado absurdas; consisten en un móvil (ya sea caro o barato; bueno o malo; más moderno o más antiguo) acompañado de un auricular para cada oreja, esa escafandra  incorpórea hace que los y las que la llevan puesta se evadan del mundo pareciendo que estén continuamente hablando solos como si se comunicaran con la Nasa; hacen que no existan coches, ni personas, ni semáforos, ni pasos de peatones, ni saludos, ni sirenas (no las del mar); y algunas veces, ni hijos pequeños siquiera que estén a su cuidado, ¡ni ná de ná!
¡Coño, como si estuvieran en la luna!
Algunos o algunas, de tanto usarlas, puede que muten físicamente en Darth Vader y les sean imprescindibles para poder vivir, aunque no hayan dicho, ni digan jamás: ¡Yo soy tu padre...!


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