¡QuĂ© cantidad de personas, cosas y casos echamos de menos!
Hay tantas cosas que echamos de menos, cosas simples, nonadas que a diario hacemos y que por el simple hecho de no poderlas hacer, se añoran a cada rato;por ejemplo poder dormir tendido y no tener que hacerlo sentado.
Tenemos la puñetera costumbre de no valorar las cosas y a las personas cuando las tenemos a diario, y por ende cuando faltan por un rato o para siempre, entonces es cuando empezamos a echarlos o echarlas de menos.
Puede ser cierta esa aseveraciĂłn que dice: ¡No echas de menos lo que nunca has tenido!
Eso hace ya tiempo que lo comprendĂ de otra forma, hace años que para mĂ es mĂĄs cierto otra frase que sale de mĂ mismo: ¡Se echan muchas veces de menos cosas que no ocurrieron en el pasado!
Y para muestra un botĂłn:
Un chico o chica huérfana, criado hasta los ocho o diez años en un orfanato, y que con esa edad es adoptado por una familia que lo trata como cualquiera de nosotros puede tratar a nuestros våstagos.
Seguramente ese niño o niña, echarĂĄ de menos miles de cosas, que deberĂa haber vivido en su pasado, si hubiera tenido la suerte de tener los padres que ahora tiene, en su mĂĄs tierna infancia.
Pues asĂ es todo en la vida, quizĂĄ tenga que ser asĂ, quizĂĄ esa añoranza de faltas del pasado, nos haga valorar mucho mĂĄs lo que disfrutamos en un presente.
También creo que debiéramos hacer lo posible en crear las ocasiones necesarias para hacer que los demås añoren cosas que no tuvieron en su pasado y que nosotros seamos capaces de ofrecérselas.
Puede que fuera hasta una buena noticia para nosotros mismos el poderlo hacer.
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