Hay cosas que no tienen explicación; hay maneras,
de los que vivimos en esta sociedad, que no tienen razón de ser; hay
situaciones en las que los espejos desaparecen siendo obviados y nos comportamos de una forma contraria a lo que lo hacemos
normalmente con nosotros mismos; quizás porque no nos atrevemos a hacerlo cara
a cara, o no tenemos la costumbre de realizarlo en nuestra propia casa.
No eres capaz de enfrentarte cara a cara a quien
abusa de ti, y pones como un trapo a un árbitro de fútbol arropado por esa masa
que te encubre.
Seguro que cuando paseas a tu perro, no paras al
lado de las ruedas de tu coche para que haga “pipí”, lo dejas para que lo haga en
otro coche.
Cuando fumas no tiras las colillas en el suelo de
tu casa, ¿O sí?
¿Y los papeles y cáscaras?
Normalmente, cuando enciendes una luz en casa, la
apagas para ahorrar; pues en la mayoría de los servicios públicos: bares,
supermercados, restaurantes, etc. normalmente las luminarias siempre están
encendidas y es porque alguien se las dejó así.
Si encuentras un arañazo en la puerta de tu coche
abominas del que te lo hizo y se largó;
después eres tú el que huyes tras romper el retrovisor del que estaba aparcado
al lado tuyo.
Te emberrinchas cuando alguien se ha quedado con
tu dinero queriendo, o sin querer, pero tú no devuelves lo que te han dado de
más.
Echas demonios por la boca cuando se te cuela un
coche en la cola donde esperas, pero de vez en cuando tú también te entremetes.
Criticamos continuamente al vecino de enfrente, o
al de al lado, y seguimos sin ver la viga en nuestro ojo.
En fin, en la calle y con otras personas, actuamos
la mayoría de las veces, de forma diferente a como lo haríamos en casa o con
nosotros mismos; y lamentablemente así nos va.
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Foto de mi amiga Juani Mora. |
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