Vamos por la calle, hablamos en casa, en el trabajo, diciendo a boca llena que somos buenos.
Creemos que somos buenos, que tenemos bonhomía, pero bonhomía tiene un significado especial; tener bonhomía es, además de ser bueno, es ser un algo, o un mucho, ingenuo.
La bonhomía es la sencillez unida con la bondad en las maneras y el carácter. Es una voz francesa desde el siglo XVII, deriva del sustantivo "bonhomme" (siglo XII) formado de "bon" (bueno) y "homme" (hombre). En el siglo XIV significaba labrador, y a partir del XVI hombre de bien.
Ahora ya lo pongo un poco más difícil, ¿no?
En nuestro paso por la vida nos encontramos con buenas personas, repletas de bonhomía, que nos aportan tantas cosas, que nos hacen la vida tan fácil; y por contra, otros tantísimos hijos de su mala madre que nos hacen tanto daño...
Y seguimos sin aprender nada.
Entonces entramos en el dilema de siempre, ¿Qué hacer cuando nos encontramos un hombre bueno de verdad?
Y lo más complicado:
¿Qué hacemos cuando veamos a uno malo?
Pues nada más que tenemos que hacernos eco otra vez, como en otras tantas ocasiones, de las sabias palabras del Maestro Kong (K´ung-fú-zhu) conocido pensador chino que nació nada menos que 550 años antes de Cristo.
"Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarle; cuando veas a uno malo, examínate a ti mismo. " (Confucio).
Foto extraída de la página: definicion.de |