Hoy quiero despertar el dĂa con una metĂĄfora; en los relatos cortos soy muy dado a ellas, pero en estas reflexiones diarias las he utilizado en pocas ocasiones.
Ărase una vez...
Un puñado de cĂĄntaros salidos de varias alfarerĂas diferentes; las habĂa de pueblo, alguna de un barrio bajo, otra de una barriada de Ă©lite; tambiĂ©n en la gran ciudad habĂa grandes alfarerĂas; todas ellas hacĂan del paĂs una fĂĄbrica general de cĂĄntaros a gran escala.
HabĂa jarros humildes, jarrones mĂĄs adornados, ĂĄnforas gallardas y estiradas, jarritas con macas de todos los tamaños y para todos los gustos; mĂĄs simples, mĂĄs sofisticados, baratos, caros, y un sinfĂn de etcĂ©teras, en todas las alfarerĂas de la naciĂłn, imaginaros si habrĂĄ modelos de cĂĄntaros.
Unos tendrån consistencia, otros serån mås huecos, de mala calidad, con el barro mås fino; unos engañarån por su sonido, y otros (pocos) arroparån con el cariño especial del alfarero lo que contengan
Si vas paseando por los caminos de Dios camino del fin de tu existencia, como todos, te encuentras con piedras, guijarros, pedruscos enormes, lascas, y gravilla erosionada por el viento y las lluvias de a diario.
Y tĂș vas andando... paso a paso... por el camino de la vida; tropiezas y sigues adelante, hasta volver a tropezar; y de pronto, te topas con una piedra diferente...
¿QuĂ© se puede hacer con la piedra de la verdad que nos hemos encontrado por esos senderos del dĂa a dĂa?
"Las verdades de los hombres tienen que ser como piedras y los cargos que ejercen los mismos hombres, como cĂĄntaros: pase lo que pase, deben romperse los cĂĄntaros. (Ăngel Gavinet 1865-1898 Escritor, ensayista y narrador español)"
Romper los cĂĄntaros de los cargos con las piedras de la verdad.
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