Esta puñetera pandemia parece estar diseñada para hacer mucho daño; así como Dan Brown en su novela "Inferno" se inventa un virus para acabar con la superpoblación del planeta, si bien ese virus no mataba a nadie, y no os cuento el final por no hacer spoiler de la novela; quien ha inventado este que nos acucia parece ser que pretende lo mismo terminar con la superpoblación, pero en esta ocasión acabar más con la de mayores, que son los más costosos.
Cuando una persona pasa ya de los ochenta, como pasa con mi madre, cada vez, naturalmente, tiene menos tiempo para estar con sus seres queridos, cada día que pasa para ella es un día menos que le queda de estar con nosotros; y ahora, además de estar en el grupo de más riesgo ante esta infección, las normas me impiden, solo estando a 19 km. de ella, el verla los fines de semana cuando subo a hacerlo.
Ella, y otros miles de millones como ella, no tienen más remedio que celebrar su cumpleaños a diario, o sea celebrar su cumpledía, por lo que pueda acaecer, una vela por cada día que pasa, un soplido para hacerse presente en este mundo donde parece que, después de tantos años luchando para sacar adelante a sus hijos, y a sus nietos, va sobrando.
Pues no amigos, los abuelos sobrarán para ustedes, no para mí, ni para muchos miles de millones de hijos y nietos.
Recordemos que no hace más de 200 años todavía había en las sociedades el consejo de ancianos, que tenían el deber de ayudar a gobernar a los jóvenes con la solera que da la edad.
Pero eso ya no interesa, ¿sirve para algo el consejo de estado y el coste que tiene?
En fin, espero que mi madre siga celebrando a diario su compledías a la espera que levanten el velo que nos aprisiona, y pueda de nuevo darle un achuchón, aunque eso sí, flojito para no hacerle daño.
Cuando una persona pasa ya de los ochenta, como pasa con mi madre, cada vez, naturalmente, tiene menos tiempo para estar con sus seres queridos, cada día que pasa para ella es un día menos que le queda de estar con nosotros; y ahora, además de estar en el grupo de más riesgo ante esta infección, las normas me impiden, solo estando a 19 km. de ella, el verla los fines de semana cuando subo a hacerlo.
Ella, y otros miles de millones como ella, no tienen más remedio que celebrar su cumpleaños a diario, o sea celebrar su cumpledía, por lo que pueda acaecer, una vela por cada día que pasa, un soplido para hacerse presente en este mundo donde parece que, después de tantos años luchando para sacar adelante a sus hijos, y a sus nietos, va sobrando.
Pues no amigos, los abuelos sobrarán para ustedes, no para mí, ni para muchos miles de millones de hijos y nietos.
Recordemos que no hace más de 200 años todavía había en las sociedades el consejo de ancianos, que tenían el deber de ayudar a gobernar a los jóvenes con la solera que da la edad.
Pero eso ya no interesa, ¿sirve para algo el consejo de estado y el coste que tiene?
En fin, espero que mi madre siga celebrando a diario su compledías a la espera que levanten el velo que nos aprisiona, y pueda de nuevo darle un achuchón, aunque eso sí, flojito para no hacerle daño.
Mi abrazo cibernético a todos los abuelos y abuelas.
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| Foto extraída de la página: es.123rf.com |
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