SÍNDROME DE LA RESIGNACIÓN.

 Durante casi dos décadas, Suecia ha estado combatiendo una misteriosa enfermedad: el síndrome de la resignación. Afecta solo a los hijos de quienes buscan asilo y los síntomas incluyen un aislamiento completo. Dejan de caminar y hablar, o de abrir los ojos. Eventualmente se recuperan.

Este síndrome afecta a muchos niños y niñas que están viviendo una odisea en los países de acogida y los deja bastante tocados; los pediatras consideran su origen, en el trauma que les ha causado el aislamiento del mundo.

Los niños más vulnerables son los que han sido testigos de violencia extrema, a menudo contra sus padres, o cuyas familias han huido de una ambiente profundamente inseguro.

Y siguen llegando pateras a las costas, ahora de Canarias, y ¿Cuántos sufrirán esta enfermedad?

Seguramente, el nombre del síndrome atiende a la resignación que deben tener estos niños ante la vida, una resignación que los hace perder la ilusión por la vida misma.

En otro orden de cosas pero en una línea parecida, por el abandono, está la enfermedad "resignacionista"   que nos ocupa desde hace casi un año; al final, y viendo que nada de lo que se hace, nada de lo que se pone en práctica da resultado, ninguna restricción nos lleva a una mejoría importante, temo que nos vamos a tener que resignar a escuchar el final de un mal chiste...

"Al que le toca que le toca".  Penoso.

No nos damos cuenta que no cuidando las formas, no guardando las normas, no siguiendo las indicaciones de los sanitarios, al final volveremos al confinamiento más tarde o más temprano; en cuanto que termine el negocio de las Navidades;  y eso nos causará un daño irreparable; pero eso, por lo visto,  no le importa a un 60% de nuestros conciudadanos, porque ellos, supongo que se habrán resignado a vivir así; o quizás les interese, porque si no, no lo entiendo.

Foto extraída de la página: noticiasdenavarra.com