He leído, una noticia en ABC de
Sevilla, en la que Floren, un amigo desde hace veinte años de Bretón, se
arrepiente de haberlo ayudado en los primeros momentos de la desaparición de
los niños; dice que se siente: dolido, asqueado y decepcionado, y que todavía
le cuesta creer que hiciera lo que hizo.
Dado que hoy es el día
internacional de la amistad, este titular me ha hecho reflexionar. ¿Hasta dónde
llegar por un amigo?
Si crees que un amigo tuyo es
inocente, y lo ayudas; pudiendo hasta interferir en la labor policial, incluso con riesgo de tu libertad, y
después te encuentras con esto, se te tiene que quedar una cara de
estupefacción que ni te cuento.
Lo mismo sería, pero al
contrario, que denunciaras a un amigo, porque crees firmemente que es culpable
de una atrocidad; y después resulta que te habías equivocado. También pierdes a
un amigo de toda la vida.
Entonces; ¿sí o no?, nadie está
en posesión de la verdad.
Hacia dónde dirigir tu decisión,
es una determinación bastante complicada; supongo que será (salvando enormemente
las distancias) como decidir, si prestar o no prestar dinero, a ese amigo, que
sabes que seguramente no te lo va a devolver nunca.
Lo cierto y verdad, es que la
generosidad, siempre será una caja fuerte donde atesorar amigos, rara avis por
cierto; pero haberlos, como dicen de las meigas; “hailos” o “hailas”.
Buenas noches, y ojalá nunca
tengamos que tomar una decisión de ese calibre, felices sueños.