No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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15 julio 2013

BUENOS APELLIDOS.... COMO EL DE CLAVO ARDIENDO.

Personas como: padres, hijos, esposo o esposa, pareja, amigo o amiga, compañero o compañera, conocidos, cualquier ser humano que te encuentres en cualquiera de los escenarios de la vida, se pueden en un momento determinado apellidar Clavo Ardiendo.
Animales como: perros, gatos, caballos, inseparables, loros, cacatúas, iguanas, serpientes, etc. a muchos en un momento de nuestra existencia también le podríamos poner el nombre de Clavo Ardiendo.
Y cosas, sentimientos, religiones,  pasiones, gustos, hobbies, trabajo, libros, oraciones,  redes sociales, también se pueden apellidar en cualquier fase, de nuestro paso por este mundo,  Clavo Ardiendo.
Viene a cuento esto que digo, después de ver en Youtube un vídeo de Choi-Sung-Bong, un coreano que escapó del orfanato donde lo dejaron sus padres con cinco años; a partir de ahí, pordioseando, vendiendo cosas en la calle, y luchando por un ideal; hasta que vendió por primera vez chicles en un club nocturno y escuchó a alguien cantar. Le preguntan: ¿Te gusta cantar? , y responde: En lugar de decir, yo canto porque me gusta; digo que me gusta cantar, porque fue lo primero que hice después de vivir como un insecto.
Su clavo ardiendo, fue el canto, y a él se aferró con todas sus consecuencias hasta hoy en día. Otros se agarran a su religión, a su ordenador, o a su consola, o a sus escritos, o sus pinturas, o a su bricolaje, o a su televisión, a sus poesías, a su llanto, a su risa, a su guitarra, al sol, a sus paseos, a su bicicleta, a sus amigos, a su familia, a su ego….
Lamentablemente otras personas le pretenden poner este apellido a hombres, mujeres, cosas, o vicios;   que realmente no se lo merecen, porque en vez de apellidarse Clavo Ardiendo, se deberían apellidar Evasivas Nocivas.
Como decía antes, los apellidados o nominados Clavo Ardiendo, son mucho más extensos que por ejemplo, los García, Fernández, González, Pepe, Manolo, Antonio, etc.
Y están ahí, y seguirán estando ahí, por los siglos de los siglos, para en un momento determinado de nuestra vida, poder agarrarlos aunque nos quemen. También nosotros, alguna vez que otra, nos cambiamos el apellido.

Buenas noches, y felices sueños.




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