Creo que todos, tenemos una parte
de la memoria RAM de nuestro cerebro, que quisiéramos transmitir a nuestros
hijos. Estoy seguro que nos gustarĂa poder regalarles nuestras experiencias,
nuestras vivencias, nuestros fracasos, nuestra base del triunfo, como una
información genética que se heredara de padres a hijos, como pasa con el ADN.
Evidentemente, de momento eso es
imposible, ademĂĄs no sĂ© si serĂa conveniente o realmente productivo.
Lo que sĂ pueden heredar, y eso
estĂĄ completamente demostrado, son nuestras tradiciones, esas, intentamos
transmitĂrselas tal y como nos la transmitieron a nosotros. Queremos que
nuestros hijos formen otro eslabĂłn, como nosotros fuimos en nuestro
momento, de esa gran cadena que es la historia de nuestra ciudad.
Han terminado las fiestas de San
Pedro, y antes de que finalizaran, ya sé a ciencia cierta, que se preparan las
de la Paz, Santiago y Nuestra Señora del Carmen. Mejoradas o no mejoradas, algo
cambiadas, modificadas, algo diferentes (naturalmente, todo evoluciona), pero
ahĂ estĂĄn. Y estĂĄn, y se mantienen vivas, gracias a esas personas que roban
minutos, horas y dĂas a su familia, a sus amigos, a sus diversiones, para que
eso se perpetĂșe. Que trabajan a destajo para mantener viva la llama de la
tradiciĂłn, en suma, que alimentan dĂa a dĂa, año a año la llama de la historia.
Desde aquĂ mi respeto a todos
esos GUARDIANES, que hacen posible que podamos revivir en nuestros dĂas, tradiciones de hace muchos
siglos, sin ellos hubiera sido realmente imposible.
Guardad también
vuestros sueños, para que algĂșn dĂa se puedan hacer realidad.
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