Ărase una vez un pobre que pedĂa diariamente en la esquina de la calle Real del pueblo; todos los vecinos creĂan que no tenĂa ni para comer porque asĂ lo proclamaba a boca llena; nunca mejor dicho a boca llena, esa que tenĂa comiendo a dos carrillos cuando llegaba a casa donde tenĂa el frigorĂfico repleto.
Ărase que se era, una señora que clamaba a diario que tenĂa mucha sed, que se morĂa de sed, pero llevaba al cuello continuamente una cantimplora con agua limpia y fresca.
Ărase que se era, uno que protestaba vehementemente por no poder dormir a las doce del dĂa, despuĂ©s de haberse acostado a las diez de la noche.
Ărase que se era, una chica que vi pidiendo en la puerta de la parroquia de la AnunciaciĂłn de Sevilla, cuando de nuevo me di la vuelta para mirarla, conversaba por un iphone; no tuvo mĂĄs remedio que marcharse.
¡Que mala es nuestra sanidad!, y tenemos operaciones, atenciones, consultas y tratamientos que en otros paĂses mucho mĂĄs desarrollados deberĂamos pagar de nuestro bolsillo, e incluso endeudarnos para toda la vida por conseguirlos, y en los menos desarrolados ni te cuento.
¡Que mala es nuestra sanidad!, y tenemos operaciones, atenciones, consultas y tratamientos que en otros paĂses mucho mĂĄs desarrollados deberĂamos pagar de nuestro bolsillo, e incluso endeudarnos para toda la vida por conseguirlos, y en los menos desarrolados ni te cuento.
¡Que mala es nuestra educaciĂłn!, y tenemos enseñanza prĂĄcticamente gratuita para aquel que la aproveche; en otros sitios mĂĄs poderosos, hay muchas familias hipotecadas de por vida para pagar los estudios universitarios de sus hijos, de los paises que menos tienen, ni hablamos.
¡Que malo es nuestro sistema de pensiones!, y hay millones de conciudadanos que perciben una pensiĂłn y jamĂĄs han cotizado para ello.
¡Nos estĂĄn robando! El que estĂ© libre, que tire la primera piedra.
Si algunos o algunas no tuvieran esa libertad que tanto pregonan que no existe, no serĂan libres para expresarse libremente clamando que les ha sido expropiada.
Como dirĂa Unamuno: El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando; y yo añado: el desprecio a los beneficios de los que disfrutas se cura careciendo un tiempo de ellos.
AĂșn asĂ, todo es mejorable, pero creo que para mejorar algo, primero tienes que tenerlo.
De las "cosas del querer" me pronunciarĂ© otro dĂa.
AĂșn asĂ, todo es mejorable, pero creo que para mejorar algo, primero tienes que tenerlo.
De las "cosas del querer" me pronunciarĂ© otro dĂa.
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