Esta mañana, una amiga me ha
preguntado que qué tal estaba con la vista, le contesté que mejor y que a
partir de ayer cuando me pusieron el nuevo cristal en las gafas, por lo menos
conocĂa a la gente y podĂa andar por la calle mĂĄs seguro; me replicĂł:
-Entonces me verĂĄs mejor las
arrugas.
Pues sĂ, ¿y quĂ©?, ¿tienes arrugas? y ¿quĂ© pasa?
Las arrugas son como las muescas
de los pistoleros en sus revĂłlveres, una por cada muerto; son como las rayas
que los presos antiguos dibujaban en la pared contando los dĂas, las semanas,
los meses y los años que llevaban entre rejas; son como los nĂșmeros del cuenta
kilĂłmetros del coche; en suma son las estelas que la vida va esculpiendo en tu
piel. Esas arrugas incluso con un poco de dinero las puedes hacer desaparecer o
disimular poniéndote en manos de un buen cirujano plåstico; pero hay otras
arrugas, las que producen surcos en el alma, que no hay cirujano que pueda
difuminarlas, ¿o sĂ?.
Las arrugas son piezas o partes de la vida, estén donde estén ubicadas.
Las arrugas son piezas o partes de la vida, estén donde estén ubicadas.
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