En
Mateo 5:38 del nuevo Testamento se dice:
-
Otra
de las enseñanzas de Moisés fue esta: “Si alguien le saca un ojo a otro, también
a él se le sacará un ojo; si le rompe un diente, también a él se le romperá
otro”.
Esta
era la ley de Moisés, pero ese hombre justo, que fue ajusticiado casi 3000 años después, intentó
arreglarlo en el momento de su apresamiento advirtiendo a su discípulo:
-
¡Guarda
tu espada, porque quien a hierro mata a hierro muere!
¡Pues
nada!, ni porque lo advirtió Jesucristo, hoy en día estamos en los tiempos de
Moisés; ¿cinco mil años?...
Estamos
en la barbarie instrumentada por la ley del Talión, en la justicia retributiva en
el que la norma imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido; tú
me haces esto, yo te hago más a ti; tú me acusas de tal o cual injusticia, yo
te echo en cara las tuyas, tú no me dejas hacer lo que yo quiero, yo te mato;
me acusas de haberme quedado con el dinero de otros mientras lo administraba,
yo te culpo de quedarte con la liquidez de otros.
En
fin, una cantidad de venganzas (ahora que están en boga los “sacaderos” de ojos en las campañas
electorales que nos acosan) que dejan nuestra cultura a la altura del salvajismo
legal de los principios del judaísmo; ¡Qué poco aprendió el pueblo de Israel en
el tiempo que estuvo en Egipto!
Quizá
sea hora de echar una ojeada de nuevo a
la ancestral cultura china, a Confucio, que vivió unos 500 años antes de Cristo
y tomar nota de una de sus doctrinas:
“Paga el bien con
bien y el mal con justicia”
¡Ya
es hora por Dios!
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