Ya están a punto de llegar los Reyes Magos, es una noche de ilusión, pero también han sido una o varias tardes de ansiedad, para que todo esté comprado y envuelto. Nos hemos preocupado en buscar a nuestros amigos y seres queridos cosas para hacerlos o hacerlas más felices; algunas necesarias y otras no tanto. A los pequeños les escondimos las bolsas, al objeto de que no sospecharan nada, y nos hemos preocupado de que, mañana temprano, esté todo listo para la gran fiesta que pone fin a las Navidades.
Sonrisas, lágrimas de decepción, caras de incredulidad, desilusión al ver de nuevo una corbata o un par de calcetines... en fin como todos los días de Reyes.
Pero yo esta noche, quisiera soñar un poco, quisiera tener la inocencia que alguna vez tienen los niños, y entre duermevelas, esperando al amanecer, cubrir con papel color de luna a:
La sinceridad, al cariño, al respeto, al preocuparse por los demás; envolver con polvo de estrellas: la esperanza, la paciencia, el saber escuchar, la lealtad; liar con el manto de la noche: una sonrisa, un piropo, la bondad, un beso, una caricia, ayuda al abuelo, comprensión al que sufre; y un paquete gordo, muy gordo, repleto de amor.
Me gustaría regalar todo esto esta noche, pero también tengo un regalo, envuelto en convencimiento, para que me lo pongan a mi los Reyes; una frase que dibujada en la chimenea de la casa Hermandad del Huerto de Sanlúcar la Mayor, me impactó hace mucho tiempo, y me sigue impactando aún: "NO DIGAS LO QUE HAY QUE HACER, HAZLO TÚ". Tomo nota. Que los Reyes nos sean propicios; ¡Por Dios, no todos los regalos tienen que ser comprados!
Sonrisas, lágrimas de decepción, caras de incredulidad, desilusión al ver de nuevo una corbata o un par de calcetines... en fin como todos los días de Reyes.
Pero yo esta noche, quisiera soñar un poco, quisiera tener la inocencia que alguna vez tienen los niños, y entre duermevelas, esperando al amanecer, cubrir con papel color de luna a:
La sinceridad, al cariño, al respeto, al preocuparse por los demás; envolver con polvo de estrellas: la esperanza, la paciencia, el saber escuchar, la lealtad; liar con el manto de la noche: una sonrisa, un piropo, la bondad, un beso, una caricia, ayuda al abuelo, comprensión al que sufre; y un paquete gordo, muy gordo, repleto de amor.
Me gustaría regalar todo esto esta noche, pero también tengo un regalo, envuelto en convencimiento, para que me lo pongan a mi los Reyes; una frase que dibujada en la chimenea de la casa Hermandad del Huerto de Sanlúcar la Mayor, me impactó hace mucho tiempo, y me sigue impactando aún: "NO DIGAS LO QUE HAY QUE HACER, HAZLO TÚ". Tomo nota. Que los Reyes nos sean propicios; ¡Por Dios, no todos los regalos tienen que ser comprados!
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