Como en todos los aspectos de nuestra vida, hay un principio y una vuelta de nuevo al principio, que es el principio del final.
De bebĂ©s necesitamos de nuestros padres para sobrevivir, de mayores tambiĂ©n precisamos de alguien; de pequeños es necesario que nos hagan muchas cosas porque no tenemos fuerzas ni capacidad mental para hacerlas, de mayores tambiĂ©n. Nuestra vida es como el agua; la lluvia, evaporada del mar, cae gota a gota, paso a paso; van llenĂĄndose los rĂos que cogen fuerza y muchos brĂos durante su recorrido; al final, vuelven al remanso de paz del mar perdiendo toda esa fuerza que iban acumulando.
Solo un botĂłn de muestra; antes de los besos, del sexo, de la convivencia, de la sensualidad, de los hijos, y de todo lo que querĂĄis pensar que pueda haber en una relaciĂłn de pareja, debe estar el amor. De chavales, cuando empezĂĄbamos con una chica, le echĂĄbamos por encima el brazo o le cogĂamos la mano y paseĂĄbamos un amor incipiente; en la vejez regresaremos a la pubertad, y una vez pasada toda esa vorĂĄgine de juventud y madurez, volveremos a pasear abrazados llevando nuestro amor por bandera mirando al mar.
P.D. No penséis mal de la foto, era una pareja que estaba paseando, ella no le soplaba la cartera mientras él la abrazaba, doy fe de ello.
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