Este es el nombre de una
famosa pelĂcula de mediados del siglo pasado (quĂ© difĂcil me resulta decir eso,
¡Siglo pasado!) Uff…
Como decĂa este es el nombre
de un film dirigido por Byron Haskin y protagonizado por Charlon Heston; cuando
veĂas esta pelĂcula y despuĂ©s te sentabas en el patio o en el jardĂn a tomarte
una cervecita y una tapa; si por mala suerte, te empezaba a subir alguna
hormiga por las piernas camino de las migajas de los picos que se quedaban
prendidas en los vellos; materialmente ya creĂas que detrĂĄs de esa primera,
vendrĂa la marabunta.
Pues algo asĂ estĂĄ pasando
con los mĂłviles, “er guasa” y “er feibĂș”.
Desde muy pequeños, hemos
cometido el error de comprar o regalar mĂłviles con conexiĂłn a internet a
nuestros hijos; después los hemos ido comprando también nosotros; y eso ha
provocado que en cualquier reuniĂłn, comida familiar o de amigos, obra de
teatro, pelĂcula de cine, hasta en misa; y lo mĂĄs peligroso, cuando estamos
paseando, la mayorĂa van, o vamos, mirando el mĂłvil.
Pero ayer, empezĂł a llegar la
marabunta…
Suelo frecuentar un bar en donde
los jubilados tienen ubicado su “centro de dĂa” particular; allĂ desayunan o
toman un café, leen la prensa, juegan a dominó o a las cartas, charlan, se
toman una cerveza y una tapa; en fin, hacen placentero el tiempo, que si no
fuera asĂ, hubiera sido invadido por esa amiga que alguna vez tenemos todos:
Soledad.
Y ayer al salir, encontré ya
a tres o cuatro “abueletes, o abueletas” ,con sus gafas de vista cansada ajustadas,
peleĂĄndose con el mĂłvil y desplazados de los demĂĄs; quizĂĄ hablando con los
nietos que no los visitan nunca, o con sus hijos, o con amigos… no sĂ©.
Lo que si sé, es que esa
plaga de mĂłviles ya se estĂĄ apoderando de todos los estratos de edad; y eso
significa, que ya no van a quedar cortafuegos, que para mi eran los mayores,
para impedir que nos invadan por completo. Ayer era otra cosa, ¿o no?
AĂșn asĂ, ¡Feliz SĂĄbado!,
disfrutad hoy lo que podåis; ayer no vuelve, y mañana es tarde.
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