Una persona a la que tenĂa un inmenso respeto y a la que admiraba por su formalidad, dedicaciĂłn al trabajo, capacidad de levantarse tras las caĂdas y seriedad, tenĂa una virtud de la que hablaban y todavĂa hablan su amigos y conocidos...
Cuando Francisco daba la mano en un trato, eso iba mĂĄs lejos que cualquier tipo de papel firmado; esa seriedad y ese saber comportarse era comĂșn en personas de su edad, siempre considerĂ© a mi padre tambiĂ©n como uno de ellos.
Por desgracia, hoy en dĂa, la miseria del dinero y el poder ha infectado enormemente la vida social y polĂtica y ha acabado casi por completo con esa forma de actuar.
Ninguna palabra tiene valor, la formalidad brilla por su ausencia, tanto tienes tanto vales; si hoy digo: digo, mañana digo: Diego; ande yo caliente rĂase la gente; infinidad de refranes que pueden indicar como actĂșan dĂa a dĂa la mayorĂa de las gentes y eso al final nos llevarĂĄ sin remisiĂłn a esa miseria.
Pues eso.
Os deseo un buen fin de semana con una frase del genial Groucho Marx: Partiendo de la nada hemos alcanzado las mĂĄs altas cotas de miseria.
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