Esto del facebook, (o libro de
caras) es un invento bastante curioso, diría yo, incluso inquietante.
En primer lugar, convierte en
amigos, sólo a conocidos, que quizás y después de eso, si se hacen más amigos
que tus amigos. ¡Qué lío.!
Una pantalla se convierte en:
psicóloga, animadora, paño de lágrimas, álbum de fotos, pantalla de cine,
repetidor de tv, cartelera de anuncios, charla de sobremesa, exposición de
pinturas, equipo de música, editor de poemas, e incluso, receptor de palabras e
ideas, que jamás diríamos de viva voz a nadie.
Recuperas a amigos, compañeros o
familiares lejanos que hace mucho tiempo, tanto, que casi no los recuerdas por
las fotos de perfil, pero si por el nombre; y vuelves a tener contacto con
ellos, y les cuentas y te cuentan cómo les ha ido la vida; sus alegrías y
desventuras, sencillamente.
Pero la paradoja más inquietante
es observar poco a poco la pantalla del facebook; dada la variable forma de
pensar de todos los que confluyen, aportando cosas a su muro (que a su vez, repercute
en el tuyo); te puedes encontrar en una serie de fotos y comentarios a: Jesús
llamando a una puerta, un corazón roto por el dolor de la indiferencia; uno ó
una, tomando el sol con una cerveza en la playa, una nueva frase del nuevo papa
Francisco, una sentencia genial de Ghandi, algo de chicas cortas de ropa, un
poema de amor, fotos de tíos buenos, chistes gráficos, niños salpicando en una
piscina, un paso de Semana Santa en agosto, y animales, y cagadas políticas, y
reflexiones de un pesado, y etc. etc. Y todo eso, amenizado con música de todo
tipo, bajada del youtube; una genial mezcla, que queramos o no, nos tiene un
poco enganchados, y que nos hace más ameno el día a día.
Ea, pues otra cosita más para el
muro, voy a dar unos pocos “me gusta” y a dormir.
Buenas noches, y felices sueños.