No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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07 noviembre 2014

CIRINEOS DEL HOSPITAL SAN JUAN DE DIOS DE BORMUJOS

Tras una operación del calcáreo, mi padre se quejaba hace muchos años de la cruz que Dios le había mandado; la monjita que lo atendía le replicó que de todas las cruces que se repartían a diario, la que le había tocado era una de las más pequeñas.
Ahora, a mí, a su hijo, también le ha tocado su cruz; y tampoco me he de quejar, porque he llegado a comprender que es de las más pequeñas con respecto a otras muchas que se ven andando diariamente por esos mundos de Dios.
“Mi mirada” es difícil, quiero decir que mis ojos son complicados, con muchos riesgos y pocas ventajas. Hace casi cuatro años, después de dos operaciones y muchos cuidados se salvó un poco de visión en mi ojo derecho; aprendí a defenderme con el izquierdo y tras toda la vigilancia y cuidados posibles durante casi dos años por la doctora Piñas y el doctor Hernández, la retina ya no pudo más, se desprendió y empezó de nuevo un proceso que espero termine bien.
Retomando el principio, por muy liviana que pueda ser la cruz con la que te toque cargar, su peso se hace mucho más llevadero con la ayuda de un cirineo.
En mi caso, de muchos cirineos.
Me interesan mucho las personas y las influencias que su comportamiento pueda tener en la vida de los demás; por ello no tengo más que agradecimiento para el equipo de oftalmología del doctor Castillón.
Especialmente y de corazón para Purificación Piñas y para Javier Hernández; ellos me han regalado muchas, muchas veces su tiempo más allá de sus obligaciones (cosa que no sé cómo pagarles) para atenderme con algún problema de mis sensibles ojos. A ellos les debo bastante.
Agradecer al doctor Castillón sus rápidas decisiones, operando incluso en días que no estaban previstos.
No quiero olvidarme de la gentileza de las doctoras María Mantrana y Nuria Aznares, por sus ofrecimientos en cualquier momento que lo necesitase. Tampoco me quiero dejar atrás a las personas que me dan los buenos días cada vez que llego a “mi casa” como yo he bautizado a las consultas de oftalmología. Elisa y Javier abren su sonrisa cargada de listas de citas, pasa darme los buenos días y siempre me preguntan ¿cómo está usted?
No tiene precio, en serio.
Todos los componentes del equipo merecen mi reconocimiento, sólo he nombrado a las personas con las que he tenido más relación últimamente.
No quiero pasar por alto al equipo de quirófanos y anestesia; gracias a todos, en especial, a Amparo Martínez, por su sensibilidad para atenderme en un momento muy delicado para mí. Me hizo sentirme en paz antes de inyectarme la anestesia para entrar en quirófano,  gracias.
Creo que me estoy extendiendo demasiado, pero son sentimientos que me son necesario expresar y aunque sea, poder pagar lo recibido con palabras de agradecimiento.
Ah, se me olvidaba, un último ejemplo de gentileza; la persona que me cogió la vía en la primera intervención de retina en 2011, Lolo, todavía me saluda y me pregunta cómo me va, si me ve sentado esperando consulta.

Como conclusión, en el área de oftalmología tienen un equipo muy importante de profesionales y además, (que para mí es igual de importante) de buenas personas. Manténgalo, por favor; y de nuevo mi más sincero agradecimiento, que le ruego les haga llegar.

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