Tres eran tres los magos de Oriente, Melchor, Gaspar y
Baltasar, y ninguno era real.
Tres eran tres, los que cuando
pasaba la cabalgata por la puerta de casa y se recogía, habían dejado los
regalos en el salón o escondidos debajo de las camas; y en otros casos el día
seis por la mañana.
Tres eran tres, lo que todos
creíamos, tres eran tres en los que nuestros hijos creían, tres eran tres lo
que nuestros nietos creerán, pero no es cierto; es una falacia, los reyes magos
no existen, esa palabra está mal escrita, la escribimos con G y se escribe con
J.
Tu padre, tu madre, tus
abuelos, que durante todo el año no dejan de dejarte regalos con cualquier tipo
de forma o excusa y en cualquier sitio de la casa, muchas veces sin poder y otras
sin que prestes atención a ello; o tus hijos que representan el mejor regalo
que te dio la vida y que alguna que otra vez también te dejan presentes; o compañeros
de trabajo que te regalan formar parte de su familia; o la incondicionalidad de
un amigo que supone una mano real (en ambos sentidos de la palabra, donde
agarrarte si lo necesitas); o el amor de una persona que se desvive por hacerte
feliz y se entrega sin condiciones…..
¿Cuántos Reyes Majos van?
Éstos sí son reales, porque
son Reyes, y no son magos, esos que se esfuman en una noche de invierno; son
majos y están ahí al lado tuya durante tu vida y casi no te das cuenta.
Me vais a permitir que os
desee que los Reyes Majos os dejen muchas cosas, sea lo que sea, pero que os hagan un poco más felices, también
os pido que contéis con ellos.
Felices Reyes.
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