No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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14 mayo 2017

VESTIRSE DE NAZARENO.

Después de llevar el viejo Seat Panda al taller de chapa y pintura, quedó sorprendido cuando recogió un Ferrari; el magnífico chapista, había tuneado hasta el infinito al viejo Panda, dándole la apariencia de un “caballo rampante” rojo.
El motor, la trasmisión, las bielas, el circuito, el chasis, el cuadro de mandos, el cigüeñal; en suma, el interior seguía siendo el  de un Panda, pero con el aspecto exterior de un flamante Ferrari.
Te pintas, te tiñes, te vistes de ropas caras, te operas, te estiras, te pones, te quitas; sonríes, miras, posas, hablas, interpretas, aparentas…
En suma, sigues siendo el mismo o la misma; y dentro de ti está, lo que intentas esconder desde fuera: lo que realmente eres.

Es una metáfora, como vestirse de nazareno; por fuera, todos y todas parecen iguales, pero la “procesión” siempre va por dentro; y la fachada, al final, desaparece.

La mirada es la que  nunca miente.

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