Me visitas una vez al mes y te vas yendo progresivamente durante los días siguientes hasta tu próxima visita.
Me siento un privilegiado porque sé que vendrás todos los meses, otros no tienen esa seguridad y eso a veces puede ser insoportable.
No se... durante el tiempo en que te vas y no te vas, procuro atesorar algo de tí, para cuando no estés. Pero eso tiene un doble filo; si no apuro tu compañía, si algún día te abandono, o me abandonas, habré perdido mucho de compartir momentos contigo.
Al final, si no disfruto contigo, cuando me vaya, te quedarás aquí para que hagas disfrutar a otras u otros.
Y lo cierto es que tenerte, digan lo que digan, todo el mundo lo desea; ahora, también es verdad, que al que más te tiene más difícil le resultará abandonarte.
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