De vez en cuando, tu tren, el de tu vida, arriba a una estación en cualquier punto del orbe; y entonces descubres que en tu existencia merece la pena abrir siempre las puertas del tren.
No hace mucho subió a uno de mis vagones una familia completa, a la que auparon al pescante otros amigos que habían subido, tampoco hace tanto; a esa nueva familia quiero dedicar hoy mis palabras.
En algo más de un mes van a vivir dos acontecimientos trascendentales, ambos episodios los tienen felizmente estresados desde hace tiempo; y no es para menos.
Esa etapa reina de sus vidas tiene dos puertos de montaña que deben subir, dos cimas en las que deben ser felices (y es lo que yo desde aquí humildemente les deseo); el primer puerto, el sábado, con la boda de su hijo; y el segundo, dentro de un mes exactamente, con el pregón de Semana Santa de su hija.
Ambas efemérides marcarán para siempre sus vidas, aunque creo que ya hace tiempo que la están marcando.
Javi, deseo que seas todo lo feliz que te mereces, sabes que te aprecio, que aprecio tu arte, tu sencillez dentro de tu grandeza como persona, cosa que sin duda has heredado de tus progenitores. Y a tí, Bea, cuando abras esas tapas que te han entregado recientemente, haz disfrutar a tu familia, a tus amigos y a todos los que te "sientan", (entre los que espero estar); haz que broten diminutas perlas de los ojos de los presentes, siente las palabras, rima con corazón, y por supuesto, que tus titulares te arropen con el manto de "buena persona" con el que resguarda a tus padres.
Mucha suerte a ambos, yo no os pido la luna, solo os deseo que seáis muy felices en estos días, y yo que lo vea. Besos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario