El cielo y el infierno, los móviles y el tam-tam, la langosta cocida y los gusanos asados o crudos, el agua de Lanjarón y el caldo de los charcos, el transbordador espacial y el transporte en burro; trajes de alta costura y harapos llenos de piojos, botines de Adidas firmados por Ronaldo y pies descalzos arañando las piedras; calefacción central y candela de palés o de lo que se pueda, grandes divanes de plumas e improvisadas literas de poyetes o cajeros de banco, subvenciones para el cine y Cáritas para comedores, increíbles sueldos públicos y paupérrimos subsidios y viudedades; grandes mansiones y cobijos bajo puentes. Derroche, mucho derroche, y necesitad, mucha necesidad; Torre Pelli, 180 metros, muy cerca del cielo, contenedor de basura cabeza adentro, rebuscando, a pocos metros del infierno.
Hay muchos tipos de violencia establecidos, muchos días que los conmemoran; pero esta, esta violencia, es una de las peores; LA VIOLENCIA DEL GÉNERO, la violencia del género humano contra el mismo género humano, y en esta podríamos incluir todas.
Buen meridiano de semana.
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