Cuando fallece un Papa, la sede del Vicario de Roma queda vacante, y durante el perĂodo hasta la elecciĂłn del nuevo Papa el papado es una Sede Vacante, segĂșn los cĂĄnones del 416 al 430 del derecho canĂłnigo.
En nuestra casa pasa lo mismo, progresivamente, o de sĂșbito, van quedando sillas vacantes; que como todos los años, en estas fechas en las comidas de Navidad, es cuando se cuentan detalladamente.
Con el paso de los años se van vaciando las sillas con la partida de familiares, la mayorĂa porque pasan a una mejor existencia, y en otras ocasiones porque los avatares de la vida hacen que cambien de compañĂa, tanto tus familiares como tĂș mismo.
No obstante, como en el papado, en las diĂłcesis o en las iglesias; esas sillas normalmente se van ocupando paulatinamente por los nuevos vĂĄstagos que acuden a la llamada de los mayores, o por los nuevos acompañantes. Las sillas de mis abuelos y de mi padre, hoy en dĂa estĂĄn ocupadas por mis hijos y sobrinos e incluso por el nieto de mi hermano.
LlegarĂĄ el dĂa, y espero que sea tarde, que mi silla tambiĂ©n quedarĂĄ vacante; el cĂłnclave familiar elegirĂĄ un sustituto para ocupar mi asiento; pudiera ser mi nieto, mi nieta, otro sobrino nieto, o una nueva pareja de alguien de la familia.
Por todo esto, ruego encarecidamente que asistĂĄis a la cena con la familia en estas Navidades en el momento en que alguien os llame y si este maldito COVID nos deja; nunca sabrĂĄs si serĂĄ la Ășltima vez y es tan solo un dĂa al año, por Dios.
Lo que si es cierto es que las sillas quedarĂĄn vacantes, quedarĂĄn vacantes todas las que tengan que quedar, pero el rinconcito del alma en el que duerme el recuerdo de los seres queridos que murieron, estarĂĄ siempre repleto con su presencia.
¡Buena cena de Navidad!
Ah, y si no puede ser una cena; coño, pues un almuerzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario