Todos tuvimos, tenemos o tendremos dificultades.
Es conveniente que comprendamos a los que las estĂĄn pasando, y no tratarlos de inĂștiles o vagos porque no puedan hacer alguna u otra cosa.
De pronto ocurre algo en tu cabeza y no sabes qué estå pasando.
En fracciones de segundo te pones de pie y el cuerpo coge una direcciĂłn endiablada hacia la izquierda (sin trazas polĂticas).
Es la primera sensaciĂłn, ¡Uy,uy,uy coño que me caigo!
Te has puesto de pie para echar a andar; pero lo primero que buscas es un lado a la derecha donde agarrarte.
Por Dios, ¿QuĂ© estĂĄ pasando?
Lo primero que piensas, porque la cabeza funciona bien, gracias a Dios, es que tienes algo de cervicales; has cambiado de cama, de almohada, etc.
Pero poco a poco te vas dando cuenta que han cambiado mĂĄs cosas.
Sientes un acolchamiento en el lado derecho de la cara, como cuando ya ha pasado una hora de la anestesia que te ponen para sacarte una muela.
Las puntas de los dedos de la mano izquierda con una hormiguilla incesante.
Sentado estĂĄs normal, exceptuando el hormigueo, lo malo es ponerte de pie, porque incorporarte lo haces bien, pero en el momento que intentas dar un paso, esa caĂda irrefrenable hacia el lado izquierdo vuelve de nuevo.
Hubiera parecido que una parte de mi cerebro se hubiera reseteado; posiblemente las cosas que haces inconscientemente, por ejemplo: escribir a måquina (no sabéis el trabajo que me estå costando escribir esto).
Cuando recobré una dubitativa rectitud al caminar, mi brazo derecho, se rozaba o se daba golpes continuamente con la pared de la izquierda por donde iba pasando, incluso con heridas.
En el hospital dijeron que la pinta era de un ictus, pero que no se veĂa por ningĂșn sitio, y que posiblemente hubieras sido un pico importante de hipertensiĂłn.
Poco a poco voy recobrando mi agilidad al andar, se han olvidado el adormecimiento del lado derecho de la cara y la hormiguilla de las puntas de los dedos de mi mano izquierda.
Escribir a måquina me sigue pareciendo un suplicio; por lo que de momento seguiré sin publicar cosas nuevas, quizå haré un recordatorio de los primeros escritos.
He ahĂ el motivo por el que no publico nada Ășltimamente, espero hacerlo pronto.
Es conveniente que comprendamos a los que las estĂĄn pasando, y no tratarlos de inĂștiles o vagos porque no puedan hacer alguna u otra cosa.
De pronto ocurre algo en tu cabeza y no sabes qué estå pasando.
En fracciones de segundo te pones de pie y el cuerpo coge una direcciĂłn endiablada hacia la izquierda (sin trazas polĂticas).
Es la primera sensaciĂłn, ¡Uy,uy,uy coño que me caigo!
Te has puesto de pie para echar a andar; pero lo primero que buscas es un lado a la derecha donde agarrarte.
Por Dios, ¿QuĂ© estĂĄ pasando?
Lo primero que piensas, porque la cabeza funciona bien, gracias a Dios, es que tienes algo de cervicales; has cambiado de cama, de almohada, etc.
Pero poco a poco te vas dando cuenta que han cambiado mĂĄs cosas.
Sientes un acolchamiento en el lado derecho de la cara, como cuando ya ha pasado una hora de la anestesia que te ponen para sacarte una muela.
Las puntas de los dedos de la mano izquierda con una hormiguilla incesante.
Sentado estĂĄs normal, exceptuando el hormigueo, lo malo es ponerte de pie, porque incorporarte lo haces bien, pero en el momento que intentas dar un paso, esa caĂda irrefrenable hacia el lado izquierdo vuelve de nuevo.
Hubiera parecido que una parte de mi cerebro se hubiera reseteado; posiblemente las cosas que haces inconscientemente, por ejemplo: escribir a måquina (no sabéis el trabajo que me estå costando escribir esto).
Cuando recobré una dubitativa rectitud al caminar, mi brazo derecho, se rozaba o se daba golpes continuamente con la pared de la izquierda por donde iba pasando, incluso con heridas.
En el hospital dijeron que la pinta era de un ictus, pero que no se veĂa por ningĂșn sitio, y que posiblemente hubieras sido un pico importante de hipertensiĂłn.
Poco a poco voy recobrando mi agilidad al andar, se han olvidado el adormecimiento del lado derecho de la cara y la hormiguilla de las puntas de los dedos de mi mano izquierda.
Escribir a måquina me sigue pareciendo un suplicio; por lo que de momento seguiré sin publicar cosas nuevas, quizå haré un recordatorio de los primeros escritos.
He ahĂ el motivo por el que no publico nada Ășltimamente, espero hacerlo pronto.
Deciros a todos y a todas que, en general, no estoy mal; la tensiĂłn controladita, y trabajando cosas para levantar definitivamente cabeza, siempre con mucha fuerza de voluntad y siempre adelante, espero estar pronto de nuevo al 100 %
Las vacaciones no han sido unas buenas vacaciones.
Espero fervientemente que mañana salga de nuevo el sol.
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