Esta mañana estaba esperando a ser atendido en enfermerĂa del centro de salud, cuando un empleado sugerĂa a los que esperaban su turno en informaciĂłn, de que bajaran la voz porque era imposible escuchar a los pacientes a los que atendĂan; habĂa sido una mañana dura, con el accidente del hombre que cayĂł al pozo y dos urgencias importantes mĂĄs, cosa que no tienen porquĂ© saber los que esperan. El empleado fue increpado por un paciente, echĂĄndole en cara que llevaba una hora esperando para ser atendido.
Me levantĂ© para hacer tiempo, y en la pared sigue colgado el cartel del que hablĂ© hace tiempo: el de los derechos y deberes de los enfermos, veintitantos derechos y solo cuatro o cinco deberes. No os quepa la menor duda que ese cartel refleja la sociedad de hoy en dĂa. En el trabajo, (aunque ahora por la crisis bastante menos, o quizĂĄ incluso al revĂ©s que antes), en polĂtica, en los colegios, en la calle, en las relaciones de pareja, en lo que pides al Ayuntamiento, en los equilibrios entre comunidades autĂłnomas y el estado, en el ir y venir de los amigos, en la convivencia de padres e hijos, y hasta en los derechos humanos. Hay una lista importante de derechos humanos; ¿Y los deberes de los humanos, donde estĂĄ la lista? Tropecientos derechos e Ănfimos deberes, y por desgracia para todos, asĂ nos va.
¿Y nosotros somos los civilizados? Uff. Buenas noches.
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