Hoy me he dado cuenta de una cosa, que la vida es
igual que una calle o travesía.
En los últimos meses hago casi a diario el mismo
recorrido desde mi casa a casa de mi madre; me conozco cada losa rota del pavimento, cada tornillo que sobresale de la
farola que falta, cada modificación de la acera para la adaptación de la
minusvalía, cada tapadera de contador de agua, cada flor de jazmín, huelo de
memoria el perfume del romero, cada paso de peatones, en fin, una sucesión de
cosas que se mantienen inertes en el día a día.
Pero cada travesía es diferente; saludas cada día
a personas distintas, un día hay más luz, otro más oscuridad, otro húmedo, otro
alumbrado por la luna, un día vas más animado, otro más apocado, un día
risueño, otro triste; unas veces bajas acompañado, otras solo; en fin como la
vida misma. La calle es como tu existencia, a veces monótona, a veces muy
entretenida.
Yo os deseo que la vuestra sea entretenidísima.
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