Una sonrisa, un abrazo, un beso; un apretón de
manos, revolver los pelos, una caricia; echar o que te echen el brazo por el
hombro, coger de la mano, un achuchón, ayudar a cualquiera en cualquier
situación; dormir durante toda la noche sin desvelarse, despertarse más de una
hora antes de tenerse que levantar; dar y recibir los buenos días por la calle;
sentir el afecto de los demás, escuchar un buen chiste, degustar un buen plato;
“sentir” una bella canción, leer un buen libro, disfrutar de un dulce poema;
respirar el olor a tierra mojada; dar una cabezadita después del almuerzo, gozar del sexo, acunar a un bebé, prestar el brazo a un abuelo, observar un rato las estrellas,
pasear bajo la lluvia, poderse levantar de la cama a diario…
En suma, tener la suerte de ver, gozar de la
capacidad de oír, la ventura de inspirar olores, la fortuna de degustar y el
suave sentido para poder tocarnos.
Vivir disfrutando de lo que la vida nos regala en
cada momento, es una especie de magia.
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