No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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19 abril 2024

HOSPITAL VIRGEN DEL ROCÍO.

Por desgracia llevo unos días casi viviendo en el Hospital Virgen del Rocío cuidando a mi madre, que está malita, junto con mi hermana que hace las tan temidas noches.
Y hay algunas cosas que me gustaría señalar, algunas de la administración y otras de la educación y empatía de algunos acompañantes y de algunos enfermos que sobreviven en el hospital.
Y empiezo por ellos.
La entrada del Hospital General tiene una alfombra de colillas, ya por la tarde, que da a entender lo que la gente: visitantes, acompañantes y algunos enfermos respetan la distancia del hospital para no fumar.
En las zonas comunes de las plantas, mi madre está en la segunda, hay un servicio, en teoría para acompañantes y visitas, aunque a veces es visitado por los mismos enfermos.
La otra vez que estuvo ingresada mi madre me quejé que los usuarios no apagan las luces de estos servicios que están continuamente encendidas, y el nauseabundo olor a tabaco cuando entras en ellos, para no utilizar el de la habitación, de los cigarros que se fuman los visitantes, los acompañantes y también algunos enfermos.
Otra cosa es la fuente de agua “fresca”, que es una sola fuente de agua a temperatura ambiente , y cuando mi madre quiere un poco de agua fresca (bebe solo buches, no puede beber mucho) hay que pasar por caja, por el dispensador de botellas a 0,80€ cuando no está vacío, el dispensador, como el día de fiesta.
Y otra de las cosas es la cinta de seguridad de los balcones, que podéis ver en la foto, para que nadie los abra; supongo que para evitar males mayores. 
El no poder abrirlos implica que los tapa-luces de fuera estén abiertos y que el sol entre en la habitación, cosa que impiden los auxiliares de planta, saltándose por no sé donde y encajándolos. Y abriéndolos por la noche.
Yo tuve que colgar una sábana para impedir el sol el primer día.
De los médicos, enfermeros, auxiliares y celadores nada que objetar, excepto que son unos profesionales magníficos, con simpatía, empatía y celeridad en la atención. Deberían de cuidarlos más.
En fin, unos retazos de mi periplo por el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.
Gracias infinitas a todo el personal.

Foto del cierre del balcón de la habitación de mi madre.


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