Como bien sabéis he estado diecisiete días en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla al lado de mi madre; ayer, gracias a Dios, le dieron el alta para que se recupere en casa.
A los doctores y doctoras, enfermeros y enfermeras, auxiliares, celadores y celadoras le suelo preguntar su nombre, sobre todo por si me puedo dirigir a ellos por su nombre; después, como son tantos y tantas los que nos atienden, pues se me olvidan, y les vuelvo a preguntar.
Una de ellas es Noelia.
Al principio, como de todos, se me olvidó su nombre; pero la segunda vez que le pregunté me dijo con esa simpatía que derrocha a raudales:
¿Ya no te acuerdas de mi nombre? Noelia.
Y le conteste:
Ya no se me olvida más. Y claro está, cada vez que iba a llamarla, asociaba mis ideas a Nino Bravo, y la llamaba por su nombre.
Mas como decía la canción...
Sólo sabía que se llama Noelia...
Ayer tarde, que nos acompañó llevando a mi madre hasta el coche en el carrito, le pregunté su apellido, y aquí dejo constancia de el: Moreno.
A esta macarena (porque es del barrio de la Macarena, le agradezco su amabilidad, su cariño hacia mi madre, su sensibilidad y su empatía. Le estaremos siempre agradecidos mi familia y yo.
Todos han sido geniales, y nos han tratado mejor que bien, le doy las gracias a todos.
Por asociación de ideas me acuerdo de Yolanda y Doris, de Miguel al que llamaba Juan, no sé por qué; y a quienes también saludo y al médico de la segunda planta, creo que es, D. Carlos y también el doctor Ortí.
También me quiero acordar de los que trabajan en diálisis en el hospital.
Lo dicho, gracias infinitas a todos, la sanidad publica andaluza debería estar muchísimo más valorada; por los ciudadanos, los usuarios y también, y sobre todo, por la administración.
¡Que no nos falte nunca!
¡Respetemos el entorno del Hospital, no sabemos lo que tenemos!
Por cierto, mi madre es Encarna Aguilar y estuvo en la habitación 235/2 y 213/2.
Foto de mi amiga Juani Mora. |
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