No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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21 agosto 2025

LA BAÑERA.

Hierón, rey de Siracusa, pidió a su pariente Arquímedes que averiguara si la corona que acababa de hacerle un orfebre era realmente de oro puro o tenía mezclas con plata, cobre u otro metal menos valioso.
El matemático se dio cuenta de que la duda real podría resolverse si se pudiera determinar el volumen de las corona, pero...¿¡Cómo podría llevar a cabo este cálculo?
Mientras daba vueltas al asunto, el sabio de Siracusa fue a darse un baño. Absorto en la corona, no se fijó que había llenado la bañera más de la cuenta y, al meterse en ella, parte del agua se salió.
El griego no tardo en percatarse de que el volumen del agua sobrante era exactamente igual al ocupado por la parte de su cuerpo que estaba en el agua. Entonces vio una forma sencilla de calcular el volumen de la corona; sumergirla en un recipiente lleno de agua hasta el borde, y medir el volumen del agua que desalojara al introducir la corona. Éste sería igual al volumen de la susodicha corona. Eufórico por el descubrimiento, Arquímedes corrió a la calle desnudo y gritando ¡Eureka!, (lo encontré). 
Arquímedes aplicó a la corona su principio, que dice que:
Todo cuerpo sumergido en un líquido, es empujado hacia arriba con la fuerza igual al peso del líquido que desaloja. El Rey, tras saber que el volumen era considerablemente mayor que el que habría tenido la corona de oro puro, mandó ejecutar al deshonesto orfebre.

Foto de mi amiga Juani Mora.


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