Llevamos tantas épocas debatiendo sobre quién creó el mundo, quién concibió la vida, dogmas y más dogmas, credos y más credos, que muchas veces me pregunto...
¿Quién planeó todo esto?
¿Quién se las ingenió para hacerlo?
Y mucho más importante diría yo...
¿Quién inventó el tiempo?
El que lo hizo, nos echó literalmente del Edén, el que proyectó controlar el espacio con tiempo, lo primero que hizo y para siempre, fue hacernos esclavos de ese mismo tiempo.
De pequeños, queremos que corra, de mayores ansiamos disfrutarlo y de ancianos deseamos que se retarde, pero es inexorable.
O no tenemos para nada, o nos sobra a borbotones; pero nunca hemos tenido la necesidad de medir el gasto que supone el dedicar tu tiempo.
Gasto inútil muchísimas veces, y muy placentero en pocas; gasto severo cuando duele, y muy ameno cuando gozas; siempre enganchados al puñetero tiempo, tiempo para dormir, para leer, para comer, para estar solos, para dedicar a tus hijos, a tu pareja, para trabajar, para descansar, para disfrutar del tiempo libre (ja,ja,ja..LIBRE)
Pero, por mucho que podamos divagar y divagar sobre quién inventó el tiempo; lo cierto y verdad es que:
"El tiempo nació para separar el nacimiento de la muerte"
Por tanto, y haciendo una simple operación matemática, el resultado es que nuestro tiempo es, al fin y al cabo, nuestra propia vida.
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