La vida se complace en darte engaños a diestro y siniestro; pones toda tu vida al servicio de una persona y al final te engaña; prestas tu dinero a quien crees realmente que lo necesita de verdad, y también te engaña; haces miles de favores, te preocupas por la gente, intentas ayudar a todo el mundo, y cuando tú lo necesitas... ni con los dedos de los pies, sólo con los de la mano y y... otro engaño más; das tu vida por tus hijos o hijas, les entregas tu tiempo, tu dinero, tus horas de sueño, tus "sinvivires", tus propiedades, y después(salvo honrosas excepciones) no somos capaces, de devolverlo a nuestros progenitores, los engañamos y por ende nos engañarán.
Votas a un partido con un programa que se adapta a tu ideología, y te engaña; juran y perjuran que no han hecho nada, que no son culpables de nada, y cuando ves las pruebas, te sientes engañado.
Te piden algo para comer, les compras un bocata, y a la vuelta de la esquina lo tiran a la basura, y lo ves, y te vuelves a sentir engañado; te presentan una cara estupenda, bien afeitados o maquilladas, bastante bien vestidos, simpáticos, atentos, y al final lo que pretenden es venderte algo que ni siquiera necesitas, le has abierto tus necesidades, y al final, también engañado.
Yo he llegado a una conclusión, como decía el chiste del Valenciano que venía a Sevilla y de vuelta lo llamó su amigo de Sevilla para preguntarle:
-Vicent, cagarte sabemos que te has cagado, pero dinos donde que no podemos entrar en la casa.
Engañarme se que me van a engañar, pero por lo menos, voy a intentar “regalar” los menos engaños posibles a los que me acompañan en este camino que es la vida.
No “des” engaños a los demás, porque lo más probable es, que para ellos se conviertan en des-engaños.
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