Abderramán III (Abderramán es una castellanización del nombre propio árabe de varón ʿAbd al-Raḥmān (عبد الرحمن), que significa «esclavo del Clemente») fue proclamado califa de Al-Andalus el 16 de enero del año 929 con 38 años. Dieciséis o diecisiete años más tarde trasladó su corte a Medina Zahara, lugar en alto, muy recomendable para su defensa.
Cuentan que después de asegurar las fronteras de su emirato y dispersar a sus mismos compatriotas que querían arrebatarle el poder, convirtió a Al-Andalus en el centro cultural más importante del mundo en aquella época, la cultura…
¡Ay la cultura!
¿Dónde está la cultura en los dirigentes de hoy en día?
¿Pondrían algo de su bolsillo para que tuviéramos cultura?
¿Dónde está la cultura en los dirigentes de hoy en día?
¿Pondrían algo de su bolsillo para que tuviéramos cultura?
Pagó de su bolsillo: traductores de textos griegos y hebreos al árabe y al latín, llegando así a nuestros días: la Ilíada, la Biblia, El Corán, la filosofía de los pensadores griegos, matemáticas, etc. Impulsó la medicina hasta tal punto que se utilizaron patrones ginecológicos hasta el siglo XVII.
Y cuentan…
Que sobre el año 950 enviados de Ramiro II se acercaron al palacio para solicitar al califa un tratado de paz; las fuentes del palacio eran de mercurio en vez de agua, y los reflejos del sol en las gotas del mercurio, a lo lejos, daban la impresión de que tuvieran un muy importante contingente de soldados vigilando la atalaya.
Los enviados del rey leonés fueron recibidos por el califa, después de presentarse a varios visires super engalanados camino del palacio, Abderramán vestía sólo una túnica de lino y estaba descalzo, en una habitación con el suelo de tierra; éste, se mantenía sentado en la arena con un Corán a la izquierda y un alfanje a la derecha.
Cuando entraron los emisarios solicitando al Califa ese tratado de paz, Abderramán los hizo sentar, con sus menudas manos (era pequeño, pelirrojo y delicado) hizo un hueco en la arena y enterró el Corán y el alfanje, lo cubrió de tierra y expreso:
-Cuando seáis capaces de hacer esto, entonces habrá paz.
Solo habrá paz, cuando se entierre el fanatismo religioso y la violencia que generan las armas, se supone que quiso decir, frase que sigue estando vigente cada día que pasa más en nuestra existencia.
Esta es una anécdota del mayor dirigente de la historia de nuestra tierra, Al-Andalus, a la que llevó a lo más alto de Europa y del mundo.
(Tomada más o menos, y si no la he recordado mal, del tomo II de “la Historia de Aquí” del genial Antonio Fraguas de Pablos (Forges) q.e.p.d. que en su día me prestaron para leer).
No hay comentarios:
Publicar un comentario