Hay veces en el dĂa que te arropa la nostalgia.
Hay veces en el dĂa, o algunos dĂas en si, que te sientes embargado por la nostalgia.
La radio, y los programas grabados, asĂ como los MP3 atesorados, son un tesoro y valga la redundancia, que conservas de por vida.
Treinta y dos años hizo en abril, el dĂa cinco, de mi pregĂłn de Semana Santa de SanlĂșcar la Mayor, el prĂłximo abril harĂĄ treinta y tres.
Una semana antes, y como preludio de ese pregĂłn, Solucar radio, entonces Radio SanlĂșcar, hizo una entrevista a mis padres.
La escucho todos los años por esas fechas, el año que viene si Dios quiere asà lo haré.
El pregĂłn la verdad es que lo he escuchado pocas veces, pero lo que es esa entrevista, la escucho todos los años y la escucharĂ© hasta el final de mis dĂas.
Añoro la voz nĂtida de mi padre, dĂĄndome ĂĄnimos, animĂĄndome a ser fuerte; y la dulce voz de mi madre, pidiendo disculpas al pueblo por si en algĂșn momento me equivocaba.
Oro puro ese MP3.
Cada año revivo un poco a mi padre y convivo con Ă©l unos minutos, aunque me lo sepa de memoria, aunque repita todos los años lo mismo, como en un bucle, ¡Pero que bucle mĂĄs delicioso!
¿Nostalgia?
PodrĂa llamarlo asĂ; a veces es bonito sentir esa emociĂłn que te embarga.
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