Por Dios, ¡CuĂĄnto te echo siempre de menos!
Hace tanto tiempo que espero tu regreso, que no se si vendrĂĄs a visitarme, de paso, para decirme hola y adiĂłs; o pasarĂĄs junto a mĂ una temporada.
Desde que te fuiste de mi lado, no he parado de mirar a la carretera que proviene de Huelva, por si decidĂas volver algĂșn dĂa; no te animabas nunca a regresar a mi lado, y hace mucho que te he añorado.
Alguna tarde que otra, he asomado mi mirada a la ventana, y he buscado tu coche gris, nunca aparecĂas; de noche, en la oscura penumbra, esperaba que me deslumbraras con las rĂĄfagas de luz de tu auto que me avisaban desde lejos que venĂas a visitarme; te veĂa venir mucho antes de escuchar el runrĂșn ronco de tu auto, ese que parece etĂ©reo, de espuma.
Ha pasado tanto tiempo que ya ni te esperaba; temĂ, que si llegabas como otras veces has venido (inundando mi casa con tu avalancha indeseada), me hicieras daño como ya me hiciste en otras ocasiones; pero en esta paradoja en la que me encuentro, prefiero que vengas, me aguantarĂ© si me perjudicas, pero quĂ©date conmigo algĂșn tiempo porque te necesito demasiado.
Esta noche, mientras dormĂa, sentĂ tu coche a lo lejos, como un perrillo faldero escucha antes que nadie cuando viene su amo, no vi tus luces porque tenĂa las persianas bajadas, pero te presentĂ...
Tu aroma es inconfundible, querida; y ademås sabes que ese perfume me vuelve loco, pero te empeñas en venir a verme cada vez mås de tarde en tarde y eso puede conmigo, me destroza.
¡Cuanto te añoraba, vida mĂa!
Creo que te añorĂĄbamos, porque tĂș eres la vida mĂa y la de todos, y nos estĂĄbamos casi muriendo de sed.
¡Bendita seas, porque nos haces mucha falta!
¡Anda, quĂ©date unos dĂas con nosotros, por favor!
Como dirĂa mi admirada Lina Morgan: Gracias por venir, querida lluvia.
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