Hay muchas personas que ven, o vemos, lo que queremos ver; sobre todo de la gente a la que queremos, a esa gente le tapamos miles de cosas, toda la vida tapando; eso sí, lo mismo que nos las tapan a nosotros. Nos quieren y los queremos.
También están las cosas que no queremos ver como por ejemplo los fanáticos; tanto en el fútbol, en los toros, en la política; eso, aunque parezca lo mismo de arriba son cosas totalmente diferentes.
Y después vienen los "despistes".
-¡Ay, perdón, no lo he visto!
-¡Lo siento, no me he dado cuenta!
-¡No sabía que ese dinero no era mío!
-¿De qué dinero habla señoría?
-Yo no he autorizado eso.
-No me he lucrado con aquello.
Pero leñe, hay despistes que cuestan un ojo de la cara.
El "covid" trajo una ventaja a los políticos en ayuntamientos, comunidades autónomas y en el estado mismo, aprobar y tramitar contratos por la vía de la emergencia y sin la fiscalización obligatoria.
¿Y qué pasó?
Pues lo que tenía que pasar, que si dejas de amarrar a cuello corto a los que tienen las manos largas, no ven, o no ven bien, ni oyen; pero ojo, sí hablan (siempre justificándose).
Por cierto, la aplicación COVID19, o la "APP COVID19" que se realizó con trámite de urgencia, y que nos costó a los españoles casi cinco millones de euros, sólo ha sido utilizada por un uno y pico por ciento de la población; en octubre desaparecerá.
En fin, ¡País!
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